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Actualizado: 23 de octubre de 2025
Salimos, pues, los cuatro, dando escolta alegremente a un voluminoso cesto lleno de provisiones, con el que cargábamos alternativamente Lautrec y yo. El tiempo estaba radiante y el calor nos hubiera parecido insoportable si hubiéramos tenido que ir a descubierto por una carretera.
No se atrevió a entrar en el cementerio. La Muerte le asediaba con sobrada insistencia para que él fuese a devolverle la visita. ¡Ay, cómo odiaba a la infame señora de los ojos sin luz, de la piel intensamente pálida, que una tarde había descrito allí dentro, ante la absorta muchacha! ¡Con qué delectación la escupiría en su pecho voluminoso y amargo, en sus flancos potentes, si pasase ante él!... Cierto que tras sus pisadas resurgía la vida; que otras Felis vendrían al mundo; pero no eran para él.
Recogió sus cartas, entregándolas a un ujier para que las llevase a la estafeta, y contoneando su cuerpo voluminoso, con una falsa gallardía juvenil, salió al pasillo central, prolongación del gran mentidero del salón de Conferencias. El Excmo. Sr.
Iba á guardarla en los bolsillos y seguir su camino, cuando atrajo su atención un sobre voluminoso, de letra desconocida, certificado en París... La curiosidad le hizo abrirlo inmediatamente, y vió en sus manos un verdadero fajo de hojas sueltas, un relato extenso que iba más allá de los límites de una carta. Miró el membrete impreso y luego la firma.
Luego que don Quintín se quedó solo en el gabinete, sacó de bajo la capa una botella de Jerez barato y tres o cuatro paquetes: en uno traía jamón en dulce, en otro pasteles y aceitunas, en el último y más voluminoso, una rosca para Carola, que tenía buenos dientes, y para él un panecillo bajo, todo miga.
En breve me admitió en calidad de consejero y colaborador. Desde este tiempo he estudiado concienzudamente el voluminoso legajo de su proceso, y he quedado convencido de que el pleito, que debe ser juzgado en última apelación, un día de estos, está completamente perdido de antemano.
Esopo es más viejo y va no menos andrajoso: forma toda su vestimenta, un sayo pardo raído y polvoriento: lleva una mano metida en el pecho, y en la otra arrimada a la cadera, sostiene un voluminoso pergamino. Lo mismo tienen estos dos de griegos y filósofos, que Marte, Mercurio y Argos, de deidades olímpicas: es decir, nada.
Será preciso entonces que prevenga a Máximo, porque tiene la llave de la maleta y no sé dónde la ha puesto. Hágalo usted, se lo ruego, sin denunciar a Luciana. Naturalmente... ¿Por quién me toma usted? Siempre se tienen molestias con las mujeres atacadas por el furor de escribir... Estaba violento y nervioso. ¿Cómo podré dárselas a usted esta noche? ¿Es voluminoso?
Llególe entonces el turno al último paquete, que era el más voluminoso: abriólo con mucho tiento, por haberse pegado una esquinita del sobre, y al punto salieron de él otros dos en blanco, y un tercero en que venía escrito un nombre que hizo a Jacobo pegar un salto, murmurando una de esas palabrotas groseras, familiares en momentos de cólera o sorpresa aun a personas que presumen de cultas.
Palabra del Dia
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