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Actualizado: 10 de junio de 2025
En una de estas salidas, un viernes por la tarde, Gallardo, que iba camino de la calle de las Sierpes, sintió deseos de entrar en la parroquia de San Lorenzo. En la plazuela alineábanse lujosos carruajes. Lo mejor de la ciudad iba en este día a rezar a la milagrosa imagen de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder.
El día siguiente, que era viernes, no hallamos qué comer, y el sábado, por providencia de Dios, cogimos alguna caza y una tortuga para el Padre. Al fin quiso Dios consolarnos, descubriéndose el camino tan deseado de los Chiquitos.
»En fin, el tiempo se pasó, y se llegó el día y plazo de nosotros tan deseado; y, siguiendo todos el orden y parecer que, con discreta consideración y largo discurso, muchas veces habíamos dado, tuvimos el buen suceso que deseábamos; porque el viernes que se siguió al día que yo con Zoraida hablé en el jardín, nuestro renegado, al anochecer, dio fondo con la barca casi frontero de donde la hermosísima Zoraida estaba.
Para ello, anunció con dos días de anticipación a la familia, que el viernes debía dormir en Sarrió, a causa de una sesión del ayuntamiento, que presumía había de ser borrascosa. De nada menos se trataba que del nombramiento de uno de los dos médicos del partido, que la corporación municipal pagaba. Los de Maza tenían su candidato y los de don Rosendo también.
Entra uno de éstos con la linterna, y dos a sus lados con dos faroles hechos con telas de las entrañas de los toros, puestos en la punta de cañas largas; se hincan de rodillas delante de la imagen que está en medio de la iglesia, y entre tanto canta la música un motete en guaraní, que expresa aquel paso, el que concluido se levantan estos muchachos y siguen a ponerse en orden en la procesión, y entran otros con otra insignia; y así van siguiendo hasta que concluyen todos, que son tal vez veinte o más, y las insignias que llevan tan toscas y materiales que la soga es un lazo de enlazar, el azote uno de cuero de los que ellos usan para castigar, la escalera la que el Viernes Santo sirve para el descendimiento, y así de lo demás.
De este modo nació De-Hinchú en esta verídica crónica, en la noche del viernes 5 de marzo de 1856.
Jueves 3, tampoco pudieron descubrir dicho rio, y á medio dia se hallaron en 48 grados cabales á la vista de la costa. Lo mismo les acaeció el viernes 4; y el sábado 5, se hallaron en 48 grados, 24 minutos de latitud, á seis leguas de tierra. A las 3 de la tarde estuvieron este-oeste con los escollos que pone el P. La-Feuillée en 48 grados y 17 minutos de latitud.
Luego no estaba enamorado, pues el amor y la tranquilidad rara vez hacen buenas migas en un mismo corazón. No obstante, Juan veía con cierta inquietud y tristeza acercarse el día que traería a Longueval a los Turner, los Norton y toda la colonia americana. Ese día llegó muy pronto. El viernes 24 de junio, a las cuatro de la tarde, cuando Juan vino al castillo, Bettina lo recibió muy triste.
Prefiero la antigua y gallarda letra española.... Pero, en fin, la de usted es clara y hermosa. ¡Esta letra inglesa tan amanerada y presumida! Y después de un rato de silencio: Ya sabe usted: viernes o sábado.... Vendré por acá.... No; yo le llamaré a usted. Entiendo que no le caí mal a Castro Pérez. Así me lo dijo dos días después el bueno de don Román.
La marquesa de Villasis triunfaba en toda línea, y las ciento veinte mujeres honradas que reunió aquella noche en su casa y siguió reuniendo todos los viernes vinieron a probar a los pesimistas lo que había dicho ella misma a la marquesa de Butrón en época no lejana: Madrid no es un lodazal...
Palabra del Dia
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