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Actualizado: 7 de julio de 2025
Viéndole tan sabio, quiso costearle la carrera del sacerdocio. Pero Maltrana, a pesar de su timidez, acogió la oferta con un mohín de disgusto. ¿No tenía vocación de cura?... La buena señora no quiso torcer su voluntad. Que estudiase lo que quisiera; al fin, en todas las profesiones se podía servir a Dios y defender las sanas doctrinas de las personas decentes.
El Milord manifestó su extrañeza viéndole allí. ¡
Cuando entró en el comedor, ya Maxi no estaba allí, y media hora después encontrole en su cuarto, sin luz, sentado junto a la mesa y de bruces en ella, con la cabeza sostenida en las manos, y agarradas estas al cabello, como si se lo quisiera arrancar. Viéndole tan sumergido en su tristeza, su señora tía le dijo: «Vamos, hombre, no te pongas así.
Y, viéndole Sancho sin aquella fealdad primera, le dijo: ¿Y las narices? A lo que él respondió: -Aquí las tengo, en la faldriquera. Y, echando mano a la derecha, sacó unas narices de pasta y barniz, de máscara, de la manifatura que quedan delineadas. Y, mirándole más y más Sancho, con voz admirativa y grande, dijo: ¡Santa María, y valme! ¿
Todo se acabó dijo la dama . Hay que olvidar lo pasado, ya que cuando lo vemos por segunda vez no se presenta con los mismos colores. ¡Qué diera yo por tener los ojos de antes!... Al volver a España la encuentro otra. Usted también es diferente de como le conocí. Hasta me pareció el otro día, viéndole en la plaza, que era menos atrevido... que la gente se entusiasmaba menos.
Lo peor fue que viéndole su mujer tan retortijado y hecho todo una ese, creyó que tenía el dolor espasmódico que le solía dar; y como el mejor remedio para eso eran las friegas, Nicanora le propuso dárselas, y al oír tal proposición, tembláronle a Ido las carnes, viéndose descubierto y perdido. «Ahora sí que la hemos hecho buena» pensó.
Su padre murió viéndole en el apogeo de su gloria. Aquella mala cabeza realizaba su sueño: la conquista de la ciudad, el dominio de los hombres completando el acaparamiento del dinero.
Ha vengado Las canas de un padre honrado. 395 Esto en viéndole diréis... Y que yo soy, cuanto á mí, Su yerno, pues se casó Conmigo, aunque me mató Cuando los brazos la dí. 400 Con esto vuelvo á su fama Lo que afrentarla pudiera. Toda la cárcel se altera. Quiero buscar esta dama. Una calle de Madrid. ¡Hermosa viuda, don Juan! 405 No he visto cosa más bella.
El cochero subía a preguntarle todos los días si quería salir de paseo. El jardinero no movía un tiesto sin pedirle la venia. En cambio no le preocupaba poco ni mucho que su marido saliese. Una sola vez, viéndole preparado a salir con Cecilia, le dijo sonriendo en presencia de ésta y de otras personas: Muy amigos os vais haciendo tú y Cecilia. Mira que voy a celarme.
Bastaba que Clementina le mirase ceñuda y le dirigiese una seca reprensión para que el loco se sometiese repentinamente. En cambio, no hacía caso alguno de su yerno. Cuando el criado que le cuidaba, viéndole tranquilo iba a recrearse un poco con sus compañeros, el loco acostumbraba a vagar por las habitaciones del palacio mirándose con atención a los espejos.
Palabra del Dia
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