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Actualizado: 2 de mayo de 2025
Los prefectos los pidieron a su vez a los pueblos, y como éste es pequeño, su gente muy honrada y laboriosa, la autoridad sólo exigió al alcalde que le mandase a los vagos y viciosos. Ya conoce Vd. la costumbre de tener el servicio de las armas como una pena, y de condenar a él a la gente perdida. Es una desgracia.
Los círculos viciosos se reducen á este sofisma de peticion de principio; como si uno dixera, que Dios existe porque hay una causa que lo gobierna todo con providencia, y añadiese, que hay una causa que gobierna las cosas con providencia, porque hay Dios, este cometería sofisma de peticion de principio y círculo vicioso.
No se crea por lo dicho que acuse yo al señor Ortiz de Pinedo de crear personajes exageradamente malos. El peor de cuantos en La sima figuran tiene en el mundo, fuerza es confesarlo, modelos más viciosos, más perversos y más ruines. No peca, pues, el Sr.
Las tierras del marqués estaban muy necesitadas de abono. Don Acisclo adquirió para sí no pocas ovejas y cabras, las cuales, a trueque de algunas hierbas inútiles y tal vez nocivas y de algunos retoños bajos y viciosos, abonaban bien los mejores olivares del marqués. Necesitaba el marqués más dinero; era menester tomarle prestado; no había quien le diese a menos del 15 por 100.
Si llegaba tarde, no le guardaban ni un mendrugo, y tenía que volverse a la calle lo mismo que había venido. Era paseante nocturno en la Alameda de Hércules con otros muchachos de ojos viciosos, mezcla confusa de aprendices de criminal y de torero.
Entre nuestros apuntes de entonces, hemos hallado uno que confirma el cambio de que hablamos, experimentado en las costumbres; porque ¿quién sospecharía que hasta los mancebos más pertinaces viciosos valíanse entonces de las escrituras públicas para procurar la enmienda de sus yerros?
Baste a mi propósito estimar como pura ficción cuanto en ella se cuenta, y entender que su sátira va contra el vicio y no designa ni fustiga a los viciosos, cuyo castigo prefiero yo que se encomiende a la ley, a los tribunales y a la pública reprobación, sin que autor ninguno, en una obra de arte y de puro entretenimiento, en lo que puede y debe calificarse de poesía, aunque esté en prosa, se rebaje y se humille hasta ejecutar la ruda sentencia.
Son sumamente viciosos en toda clase de vicio: son grandes fumadores: el aguardiente lo beben como agua, hasta que se privan enteramen: beben mucho mate, y luego se comen la yerba, y con la bebida se acuerdan de todos los agravios que han recibido ellos y sus antepasados, las peleas que han tenido y las invasiones que han hecho: todo lo cantan y otros lloran, que es una confusion oirlos.
Pero el alcalde tranquilizó a todos diciendo que el prefecto le daba facultad para no entregar más que a los viciosos, y que no habiendo en el lugar más que uno, que era Pablo, ése sería condenado al servicio de las armas. E inmediatamente mandó aprehenderlo y entregarlo al oficial.
Arrastraban sillas, sonaba el piano y después el taconeo de los danzantes. Bailaban. «¡Y todo esto lo he traído yo! ¡Y bailan sobre las ruinas! ¡Los Reyes se arruinan; la casa Valcárcel truena... y el último ochavo lo gastan alegremente entre todos estos pillos y viciosos que he metido yo en casa!». «¡Empezó él!, decía ese tunante. ¡Y tiene razón! Yo empecé, y aún debo, aún debo... lo robado.
Palabra del Dia
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