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Actualizado: 24 de julio de 2025


La dignidad de su pasión había hecho del niño un hombre, y como el plebeyo que se ennoblece, miraba a su antiguo autócrata con respeto, pero sin miedo. Como Nicolás visitaba algunos días a Fortunata para enseñarle la doctrina cristiana, doña Lupe se ponía furiosa. Tantas idas y venidas decía ella que le tenían revuelto el estómago.

¡Cuántos temores, cuántas súplicas, cuántas idas y venidas, cuántos disgustos le costó el conseguir hablar solamente con uno de aquellos representantes del poder revolucionario!

Las gentes eran tales como habían nacido, tales como fueron sus padres, y así habían de seguir en el ambiente inmóvil de la isla, que no lograban conmover lejanas y tardas ondulaciones venidas de fuera. Jaime se agitaba inquieto en su lecho.

Y todo se volvían idas y venidas del despacho al Correo, por fortuna próximo, como decía el aprendiz, que de otro modo hubiera estado cocido en obra. Después había empezado el desfile. Primero el señor Darling y su sobrina, que habían tenido una larga conferencia con el notario. Después había sido introducido el capitán Raynal y ahora estaban esperando al señor de Candore.

Estaréis, pues, en vuestra casa, en completa separación, si eso os conviene ... El estudio lo tendrá usted donde guste, porque no le hay en la casa y, por otra parte, las idas y venidas de los modelos podrían molestaros.

Me vestí muy pensativa... ¿Qué significaban esas precauciones inusitadas?... ¿Qué las idas y venidas de la abuela, que ha salido estos días varias veces de tapadillo?... Verdaderamente todo esto me parecía poco claro y empezaba a temer seriamente un atentado premeditado contra mi libertad, cuando tomé confianza al ver que la abuela se dirigía, y me dirigía por consiguiente, hacia el Colegio Libre.

No quiso dormir, manteniéndose en una fingida tranquilidad, con los ojos entornados y vigilando las idas y venidas de algunos pigmeos que aún no se habían acostado. Al fin el silencio del sueño se fué extendiendo sobre la playa, y Gillespie, convencido de que no intentarían aquella noche nada contra él, acabó por entregarse al descanso.

Á las cinco de la mañana se iba para misa, oyendo unas cuantas seguidas hasta la hora del desayuno; y como el templo estaba cercano, el día entero se lo pasaba en idas y venidas hasta el toque de oraciones, después del cual el sacristán cerraba las puertas.

Entonces dice Lusinda, que son revelaciones divinas lo que no es mas que entusiasmo de su imaginacion blanda y acalorada. Y si encuentra con un Director, que tenga la misma blandura en la fantasía, y no tiene aquella prudente sagacidad que se requiere para estas cosas, facilmente tiene por revelaciones todo lo que Lusinda cuenta, y las estampa despues en los libros como venidas del Cielo.

Esto ocurre con nuestra numeración: uno, dos, tres, etc., etc. solo despiertan en nuestra inteligencia la idea de cifras, porque hemos encontrado en nuestra lengua estas palabras con ese solo sentido, no teniendo conocimiento ni remota idea del proceso seguido para que cada una de esas voces, venidas de otras que en un día representaban un objeto, llegara poco á poco á perder aquella primitiva significación hasta tener solo la de número.

Palabra del Dia

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