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Actualizado: 9 de junio de 2025
Una población era un Gao. A Valladolid le llamaban el Gao baró, el «pueblo grande»; a Sevilla, el Gao de silla; a Valencia, el Gao de los marrulles; y a toda Galicia, el Gao de los malalos. Madrid era, los Foros. Son una gloria, don Isidro, las tales ferias.
Van de Sevilla á Granada, y después á Toledo, Valladolid, etc. En las ciudades más importantes se detienen más largo tiempo, aunque sus descripciones de los espectáculos dramáticos, celebrados en ellas, no son tan prolijas como deseáramos.
A buen seguro que si Rubens escribió por entonces a los amigos que dejara en su patria no les diría de Velázquez lo que durante su estada de 1603 en Valladolid escribió al secretario del Duque de Mántua hablándole de los pintores de Felipe III.
Pero dejemos la Historia, por respetos á la ley de imprenta que nos rige. De Madrid á Valladolid hay treinta y cuatro leguas y pico, que se andan en veintitrés horas. Llegué, pues, á las cinco de la mañana á la ciudad de D. Álvaro de Luna. Ya allí el calor era soportable, el aire elástico, la vegetación risueña. Todos pronostican á Valladolid un porvenir muy lisonjero.
Palencia, situada á ocho leguas de Valladolid y cuarenta de la capital de España, es una ciudad que, aunque de tercer órden, tiene una magnífica catedral, los palacios de Don Sancho y el Obispo, un elegante teatro, casino, y algunas buenas calles: su riqueza la constituye la agricultura. Tiene fábricas de harinas.
Maltrana añadió, después de una breve pausa: También existe otro embuste legendario: la muerte de Colón en Valladolid, en plena miseria, pobre víctima de la ingratitud del rey Fernando. ¿Qué más podía hacer éste por él? El antiguo vagabundo era Almirante, cargo el más honorífico de la nación, pues lo había creado un monarca para uno de sus tíos.
Ora me llamaban la atencion los numerosos molinos y alguna que otra fábrica á orillas del canal; ora las barcas viajeras cargadas de harina ó de mercancías extranjeras y rieles de ferrocarril; ya algunos pequeños pueblos vecinos, algunos cordones de colinas cubiertos de viñas, ó grupos de bodegas al aire libre; ya los bellos paisajes del valle del Pisuerga, en pintoresca sucesion desde la llanura de Valladolid hasta Palencia, que el canal domina enteramente desde léjos.
Partiéronse a Valladolid marido y mujer, durándoles bastante tiempo la amargura de no llevarse al chiquitín con sus hermanos; pero a los cuatro meses se consolaron algo, porque doña Manuela volvió a declarar que estaba en cinta. El cambio de aires debió tener la culpa. Antes del año, don José era padre de otra criatura.
Y cuenta que Salamanca no tiene nada de lúgubre, de sombría ni de taciturna, como nosotros mismos habíamos creído hasta entonces, equiparándola á otras ciudades castellanas; sino que es, y desde luego conocimos que era, una población alegre, animada, de mucha luz, de hermoso cielo, de libre y puro ambiente, digna, en fin, de albergar, como alberga, á los que suelen ser llamados en Valladolid y Burgos los andaluces de Castilla.
Como se ve, en todo un trayecto de 189 kilómetros, entre Madrid y Valladolid, la carretera gira por una línea de pueblos muy aislados que apénas reunen un total de 19,500 habitantes á lo sumo, no obstante que la via es una de las mas importantes. Ese solo hecho da la medida de la escasez de poblacion en España y de su viciosa distribucion, principalmente en las Castillas.
Palabra del Dia
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