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Actualizado: 15 de mayo de 2025
El agua llegábales ya al pecho cuando tocaron tierra. ¿Dónde? No sabían... un pajonal. Pero en la misma orilla quedaron inmóviles, tendidos de espaldas. Ya deslumbraba el sol cuando despertaron. El pajonal se extendía veinte metros tierra adentro, sirviendo de litoral a río y bosque. A media cuadra al sur, el riacho Paranaí, que decidieron vadear cuando hubieran recuperado las fuerzas.
Las damas que, habiendo empaquetado sus mejores vestidos y tocados en cartones, se arriesgaban a vadear los arroyos en tiempos de lluvia y nieve, sentadas a la turca sobre cojines y llevando su preciosa carga cuando no se sabía hasta dónde llegaría el agua , no es de suponer que contaran con que les esperaba un placer efímero.
Cuando son pequeños les taladran la ternilla de las fosas nasales, pasándoles un cordel que hace luego el oficio de riendas para guiar el animal. Cuando se encuentra en estado salvaje en el monte es fiero y temible por su extremada ferocidad. El carabao se emplea para vadear los ríos, y de este modo librarse de las asechanzas de los terribles saurios.
Felizmente pude vadear el río a la altura del molino Water Newton, lo que me economizó la larga vuelta por Wansford, y cuando me encontré a una milla de casa, dejé que mi caballo marchara al paso, como siempre lo hacía, para que pudiera tranquilizarse antes de llegar a su caballeriza.
Desde luego determinó dirigirse á sorprenderlo, y siguió, sus marchas hasta el rio de Juliaca, que mandó vadear por toda la caballeria, con ánimo de atacar á los rebeldes improvisamente; pero lo suspendió, por haberle avisado el cura de Taraco, que los indios estaban pasando el rio de Saman, que distaba seis leguas.
Hasta durante el reflujo, cuando lánguida y benigna se desliza el agua muellemente por la orilla, el caballo no está sereno: tiembla, y á menudo no quiere vadear el tranquilo elemento. El perro retrocede y ladra, injuriando á su manera la onda que le causa miedo, y nunca se reconcilia con el dudoso elemento que más bien le parece hostil.
Si cuando chicos no les maleó el exceso de libertad, de grandes no les doblegó la desgracia; ni tampoco intentaron, por salir de apuros, vadear malamente aquella torcida corriente de su vida que comenzaba a encresparse.
De aquel pueblo al de San Narciso empleamos todo el día catorce, bien es verdad que dedicamos la mañana á la caza del carabao cimarrón. Para llegar á San Narciso hay que vadear un sinnúmero de veces el Dumalong, no siendo esto lo más malo, y sí el salvar las peligrosas fragosidades del monte de aquel nombre. No hay que soñar siquiera en hacer este trayecto á caballo, y sí en carabao ó en hamaca.
Pero caminando algun tiempo, encontró un riachuelo de agua dulce que se internaba tierra adentro, bastante angosto, pero con mucha corriente y hondo, y á la boca que hacia el mar tenia poca agua: no obstante no lo pudo vadear, y encontrando en sus orillas muchos maderos de sauces secos, que se conocia eran traidos de adentro con la corriente, pudo lograr echar uno de ellos al agua, embarcándose en él con su perro, y lo pasó, costándole algun trabajo por la corriente.
Algún autor ha supuesto que este nombre era una composición de alog que significa «vadear» de donde tagalog significaría «hombres ó habitantes del vado». Tampoco nos satisface la explicación, y más lógico es aceptar que proviene de la raíz alog que, en Pangasinán, significa «tierra baja que se llena de agua al llover», porque precisamente los indígenas que á la llegada de los españoles se llamaban tagalog en la región de Manila, habitaban, lo mismo que hoy, tierras bajas y anegadizas.
Palabra del Dia
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