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Actualizado: 13 de junio de 2025


Fotog. Tras este grupo de la Velasco, los enanos y el perro están en pie hablando entre dos personas de la servidumbre; un guardadamas severamente vestido de negro y doña Marcela de Ulloa, señora de honor, con tocas que parecen monjiles.

Diez años comprenden un periodo de renovación: diez años rara vez corren en balde, y el que mira hacia atrás suele sorprenderse del camino que se anda en una década. Mas así como hay personas, hay lugares para los cuales es insensible el paso de una décima parte de siglo. Ahí están los Pazos de Ulloa, que no me dejarán mentir.

D. Diego de Ulloa, canónigo de la catedral sevillana á fines del siglo XVI, era sobrino del cardenal arzobispo D. Rodrigo de Castro, motivo por el cual, el hombre gozaba de gran influencia y vara alta, lo que, unido á su carácter, un tantico orgulloso y con sus puntos de altanería, hacíanle hombre de trato difícil y poco agradable.

Exclamó con desconsuelo sincerísimo: Yo confieso la verdad, señorito.... De estas cosas de aldea, no entiendo jota. Vamos a ver la casa indicó el señor de Ulloa . Es la más grande del país añadió con orgullo.

Don Eugenio, el abad de Naya, se abría literalmente de risa, apretándose las caderas con ambas manos, quejándose y derramando lágrimas; el marqués de Ulloa lanzaba carcajadas poderosas; hasta Primitivo modulaba una risa opaca y turbia. El bueno del ratón no podía ya entreabrir los labios para hablar sin que la hilaridad se desatase.

Y respecto del Judas, ¿cómo quería usted que lo pudiésemos desenmascarar, si ahora, lo mismo que en tiempo de la pasión de Nuestro Señor Jesucristo, tenía la bolsa en la mano? A ver, señor arcipreste, ¿quién nos ha facilitado las municiones para esta batalla? ¿Que quién las ha facilitado? En realidad de verdad, la casa de Ulloa. ¿Las tenía disponibles? ¿ o no? Ahí está el toque.

Habíase vuelto muy indulgente con los demás, al par que severo consigo mismo. Al pisar el atrio de Ulloa notaba una impresión singularísima.

La mitra alternaba con los señores de Ulloa en la presentación del curato, y el arzobispo había querido manifestar así al humilde párroco, enterrado diez años hacía en la montaña más fiera de la diócesis, que la calumnia puede empañar el cristal de la honra, no mancharlo. Diez años son una etapa, no sólo en la vida del individuo, sino en la de las naciones.

No es completa esta lista, pues por Ulloa y otros escritores se citan nombres no comprendidos en ella: acaso hay también equivocaciones en la ortografía italiana de que se valía el autor; pero á falta de otra, bien merece que por testimonio de estimación se reproduzca adicionada. General, D. Sancho de Leyva, con sus hijos Juan de Leyva. Diego de Leyva. General, D. Berenguer de Requesens.

Lo cual no dejó de dar en qué pensar al marqués de Ulloa, el cual, tal vez por contarse en el número de los hombres fácilmente atraídos por las mujeres vivarachas, tenía de ellas opinión detestable y para sus adentros la expresaba en términos muy crudos.

Palabra del Dia

rigoleto

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