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Actualizado: 13 de junio de 2025
Juzgando a las gentes con quienes había trabado conocimiento en pocas horas, se le figuraba Sabel provocativa, Primitivo insolente, el abad de Ulloa sobrado bebedor y nimiamente amigo de la caza, los perros excesivamente atendidos, y en cuanto al marqués.... En cuanto al marqués, Julián recordaba unas palabras del señor de la Lage: Encontrará usted a mi sobrino bastante adocenado.... La aldea, cuando se cría uno en ella y no sale de allí jamás, envilece, empobrece y embrutece.
Nos referimos al «Discurso sobre las fábricas de seda de Sevilla, sus principios, progresos y decadencia y los motivos desta, noticia de su actual estado y de los medios que puedan ser conducentes á su fomento y prosperidad». Tan interesante escrito fué redactado por Don Martín de Ulloa, Vicedirector de la Sociedad Patriótica de Sevilla, y forma parte del tomo I, de las Memorias de dicha Sociedad.
El peón alzó la cabeza, y la placa dorada de su sombrero relució un instante. ¿Tendrá usted la bondad de decirme si falta mucho para la casa del señor marqués de Ulloa? ¿Para los Pazos de Ulloa? contestó el peón repitiendo la pregunta. Eso es. Los Pazos de Ulloa están allí murmuró extendiendo la mano para señalar a un punto en el horizonte.
Olvidó, sin embargo, dispensar el mismo agasajo á una señora llamada D.ª María de Ulloa, gallega, según dicen, de nacimiento, y amiga, según cuentan, de Fonseca; y resentido por aquella exclusión, casual ó intencionada, el caballero, dice la tradición, juró que la dama había de poseer el mejor palacio de Salamanca. El palacio, con efecto, se construyó, y la tradición quedó unida á su fábrica.
El mapita adjunto impondrá á V. S. de todo: en él estan los rios segun creo que existen, como tambien el curso punteado AA, que los demarcadores pasados creyeron tenia el Ipané. Nuestro Señor, &c. Sr. D. José Varela y Ulloa. Al mismo, sobre el mismo asunto. Asumpcion, Febrero 7 de 1789.
Tornóse de nuevo á otra escaramuza; sustentáronla gran rato el Capitán Gregorio Ruiz y Bartolomé González, reparándose con los fosos de unas viñas, de donde hicieron harto daño en los moros, hasta que llegó de nuevo con más gente el Capitán Joan Osorio de Ulloa, y pasó tan adelante, que faltó poco perderse él y los que le seguían.
Los únicos documentos que encontró fueron dos cuadernos mugrientos y apestando a tabaco, donde su antecesor, el abad de Ulloa, apuntaba los nombres de los pagadores y arrendatarios de la casa, y al margen, con un signo inteligible para él solo, o con palabras más enigmáticas aún, el balance de sus pagos.
En la traduccion inglesa del viage de D. Antonio Ulloa á la América meridional, tom. 2. capítulo 2., se podía ver una razon particular de esto. De la parte mas meridional de la América, con sus valles, montañas, rios, &c., gran Rio de la Plata, con sus brazos, pesca y puertos.
Andaba con frecuencia el señor Ulloa traspunteado con los canónigos, sus compañeros, y aun con otras personas eclesiásticas, y una de las que con quien no estaba muy á derechas por ciertos resentimientos, era con el licenciado D. Alonso Alvarez Córdoba, arcediano de Niebla, varón prudente y virtuoso, respetado y querido.
11 El gran Rey anacoreta San Onofre, de D. Pedro Francisco Lanini Sagredo. 12 El Eneas de la Virgen y primer Rey de Navarra, de D. Francisco de Villegas y D. Pedro Francisco Lanini Sagredo. 1 Cueva y castillo de amor, de D. Francisco de Leiva. 2 Porcia y Tancredo, de D. Luis de Ulloa. 3 Nuestra Señora de la Victoria y restauración de Málaga, de D. Francisco de Leiva.
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