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Gracias a la milagrosa y pródiga protección del diputado, el distrito se empobrece, en vez en enriquecerse, y se transforma en una nidada de holgazanes y de ineptos. Vea V. por lo que yo, de puro amor al distrito, no quiero darle diputado hábil, como el que tenemos ahora; no quiero darle diputado que tanto turrón busque y reparta.

Es verdad que degrada a los hombres, los empobrece, les quita toda elasticidad de ánimo; que un día, en fin, arranca a los Estados lo que habrían podido dar en diez años; pero, ¿qué importa todo esto al Zar de las Rusias, al jefe de bandidos o al caudillo argentino?

Juzgando a las gentes con quienes había trabado conocimiento en pocas horas, se le figuraba Sabel provocativa, Primitivo insolente, el abad de Ulloa sobrado bebedor y nimiamente amigo de la caza, los perros excesivamente atendidos, y en cuanto al marqués.... En cuanto al marqués, Julián recordaba unas palabras del señor de la Lage: Encontrará usted a mi sobrino bastante adocenado.... La aldea, cuando se cría uno en ella y no sale de allí jamás, envilece, empobrece y embrutece.

Aqui es donde precisamente es indispensable dispensar al autor de esta memoria, como suplica, toda induljencia por protestar como lo hace que su ánimo no es lastimar en lo mas mínimo el carácter, concepto y opinion de ningun empleado en particular; pues su plan solo se reduce á manifestar el impulso que las rentas podrian tener, é indicar que con el aumento progresivo de empleados que han tenido aquellas oficinas de veinte años acá, si continúa, muy en breve no bastarán los ingresos del tesoro para satisfacer sueldos, pensiones, retiros y demas gravámenes con que se sobrecarga aquel erario, y se empobrece asi como al pais; por lo que es de necesidad atender con tiempo á este daño y cortarle, para no esponerse á esperimentar las funestas consecuencias que pudiera traer, y que pocos habrá dejen de conocerlas.

Uno seca terrenos pantanosos, construyendo canales subterráneos que desembocan en el arroyo y aumentan su caudal; otro lo empobrece, al contrario, haciéndole sangrías á derecha é izquierda para regar sus campos; otro aun, rebaja su nivel medio limpiando el fondo, destruyendo las aristas de las piedras en las corrientes y cascadas, mientras que en otra parte, los industriales, elevan la superficie del arroyo, construyendo presas para llevar el agua á sus fábricas.

Si tienen la culpa los liberales, dirán los serviles que deban mandar ellos para regenerar el país; si los políticos se inventará una masa neutra que tratará de convertirse en política de repente; si los librepensadores, saldrán chillando los devotos y ultra-católicos, asegurando que todo el mal proviene de la carencia de fe religiosa; por contraposición, los librepensadores afirmarán luego que el fanatismo es lo que nos debilita, empobrece y vuelve tontos; en suma, no nos entenderemos, y cuando más que nunca conviene la concordia y la paz, acabaremos de arruinarnos con el desasosiego y los desórdenes.

No trataré yo de discutir ese punto; pero lo cierto es que por algo se dice de la aldea que empobrece, embrutece y envilece. Ya; pero como el autor de esa barbaridad, y usted perdone la franqueza, no se cansó en ponerla en tela de juicio.... No le diré á usted que sea absolutamente cierto; pero algo tendrá el agua.... Esta cuestión es de gustos, señora, y en vano nos cansaremos ventilándola.

Por muy diversas fases atraviesan los amores: en un principio, Filis quiere guardar fidelidad al poeta; pero éste no puede subvenir al sostenimiento de su amada, la que por él se empobrece, por lo cual su madre la vitupera y maltrata y, por último, la entrega a un amante de mayores posibles.

21 El pecador menosprecia a su prójimo; mas el que tiene misericordia de los pobres, es bienaventurado. 22 ¿No yerran los que piensan mal? Pero los que piensan bien alcanzarán misericordia y verdad. 23 En toda labor hay fruto; mas el hablar y no hacer, empobrece. 25 El testigo verdadero libra las almas; mas el engañoso hablará mentiras.

Pero el suelo de la Grecia está envuelto, como en un manto cariñoso, por una atmósfera templada y sana, que excita las fuerzas físicas y da actividad al cerebro. Sobre las costas que baña la bahía de Río de Janeiro, el sol cae a plomo en capas de fuego, el aire corre abrasado, los despojos de una vegetación lujuriosa fermentan sin reposo y la savia de la vida se empobrece en el organismo animal.