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Actualizado: 27 de mayo de 2025


-Dígote de verdad -respondió don Quijote- que has contado una de las más nuevas consejas, cuento o historia, que nadie pudo pensar en el mundo; y que tal modo de contarla ni dejarla, jamás se podrá ver ni habrá visto en toda la vida, aunque no esperaba yo otra cosa de tu buen discurso; mas no me maravillo, pues quizá estos golpes, que no cesan, te deben de tener turbado el entendimiento.

Sentaos, señora. Es preciso darle al menos tiempo para vestirse. Mathys había pasado una mala noche. Aunque estuviera muy agitado por los acontecimientos del día, la fatiga lo había sumido en un pesado sueño, que no fué turbado hasta el otro día a la mañana por espantosas pesadillas.

Iba derecho como un huso; era hombre ágil y enjuto de carnes; y, si no sabía más que leer y escribir medianamente y las cuatro reglas, y si jamás había leído un libro, tenía gran despejo natural, aunque burdo. Jamás había turbado su conciencia con sutilezas morales. Así es que no le remordía, como hemos dicho, de haber contribuido a la ruina del marqués.

¡Cómo no ha de haberlas! y de primera fuerza: pregúntaselo a Voltaire. ¿A Voltaire? ¡Qué mal ejemplo has presentado!... ¿Por qué? repuso Ricardo, turbado visiblemente, pero dando a su voz una inflexión destinada a disimular la contrariedad de haber citado por oídas, ya que nunca había leído ni una línea del famoso escritor francés. Porque cuando Voltaire tuvo viruelas llamó al confesor.

Luego, cuando reflexiona, se hace malo, burlón... Como usted quiera. Entonces, aguardaremos. Pero en el instante de pronunciar esta palabra se hizo cargo de lo inconveniente de permanecer tanto tiempo a solas con una mujer, y dijo un poco turbado: Usted me permitirá que mientras tanto la deje sola unos momentos... Soy con usted en seguida.

Y Cervantes que esto vio, turbado con lo que le acontecía, abriéndose el coleto, la dijo con voz serena, pero triste y apenada.

16 Entonces Abdías fue a encontrarse con Acab, y le dio el aviso; y Acab vino a recibir a Elías. 17 Y cuando Acab vio a Elías, le dijo Acab: ¿Eres el que turbas a Israel? 18 Y él respondió: Yo no he turbado a Israel, sino y la casa de tu padre, dejando los mandamientos del SE

Era domingo, y el buque protestante lo anunciaba a sus gentes con este salmo instrumental, que recordaba a muchos una ópera de Meyerbeer. Se apagó al fin la música, sin otra consecuencia que haber turbado durante algunos minutos los ronquidos de los pasajeros, llamados inútilmente a la meditación y la plegaria.

Turbado por la inesperada presencia, no supo qué decir. Ella agradeció con una sonrisa esta confusión, considerándola como un homenaje a su bizarra hermosura, que hacía perder la calma a los hombres más graves. ¡Siempre solito!... volvió a repetir . Usted no quiere ser mi amigo... Le he mirado muchas veces, le he hablado... y nada.

Su gesto soberano y su gallardo continente, sin altanería, revelaban dominio sobre las demás. Al instante presentó á Pacorrito. Este se quedó todo turbado y más rojo que una amapola cuando la Princesa, tomándole de la mano, dijo: Presento á ustedes al Sr. D. Pacorro de las Migajas, que viene á honrarnos esta noche.

Palabra del Dia

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