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Actualizado: 27 de mayo de 2025
Las mejoras, pues, aunque no nos toque el decirlo, las mejoras... Al orden, al orden interrumpió el presidente: ¿qué es eso de mejoras? Soñaba que estábamos en España contestó Su Excelencia turbado. Perdone la Junta. Por consiguiente hable otro, que yo no estoy para el paso. Mi intermisión por otra parte no urge. Mi ministerio...
Después de su nombre, edad, estado, profesión, etc., el presidente le preguntó: ¿Ha estado usted procesado alguna vez? D. Martín, que se hallaba bastante turbado, porque era principalmente hombre de acción, como ya sabemos, y no de derecho, respondió vacilando: No recuerdo. ¡Hombre, no recuerda usted! Pues eso no suele olvidarse.
Tú traes noticias de él exclamó misia Casilda, dime, dime, ¿dónde está? El filósofo, turbado, balbuceó que no sabía nada, que no traía ninguna noticia... Sí, sí insistió la señora, te lo conozco en la cara; vienes pálido, con los ojos hinchados... y sin embargo, no estás borracho, no.
El joven la vió sacar de un pedazo de periódico, enrollados, los billetes, que puso sobre la mesa de pino que, en aquella primera habitación, llenaba, mal que mal, las funciones de escritorio: quinientos, seiscientos, mil, mil quinientos, ochocientos, dos mil, dos mil doscientos... Silencio. La tía, radiante, contemplaba el depósito; Quilito, turbado, miraba a la tía.
La soledad y el silencio, turbado sólo por estos ruidos melancólicos, influyen de una manera poderosa sobre el pensamiento, le concentran, le entristecen, le dan un giro especial en armonía con las impresiones externas. Quevedo meditaba lentamente.
D. Casiano, que estaba en pie, se dejó caer sobre el asiento turbado y abatido. Serénese usted, D. Félix... Serénese usted y hablemos en razón articuló trabajosamente. ¡Estoy sereno! ¡perfectamente sereno!... ¿Cuándo me ha visto usted perder la serenidad? vociferó el capitán echando espumarajos por la boca.
Bou, también algo turbado, pidió perdón a Miquis y se fue con Relimpio a un despachito cercano, donde Augusto les oyó secretearse. «Le ha traído una carta o recadillo pensó el doctor, proponiéndose no darse por entendido . Ya, ya...».
Algunas veces el recuerdo inquietante de Blanca, había turbado mi sueño; el mundo con sus pasiones y sus encuentros, habíame suspendido un momento en su vorágine, pero poco a poco la purísima imagen de Valentina volvía a levantarse delante de mis ojos como una cariñosa sombra que me llamaba, allá, al pasado, al dulce pasado de la adolescencia.
Hubo unos segundos de silencio. El hijo de Marte, apesar de su innata ferocidad, quedose un poco turbado. Al fin rompió a trompicones diciendo: Pero bien... esas relaciones... yo hace tiempo que la hago el oso... quisiera saber si es V. novio... ¡Ah! eso es otra cosa: para que yo sea novio de ella hay una pequeña dificultad; y es que soy su hermano.
Y habiéndosela ya dado secretamente, veis aquí do vuelve el estudiante trasudando y turbado de muerte, y viendo a Cortado, le dijo si acaso había visto una bolsa de tales y tales señas, que, con quince escudos de oro en oro y con tres reales de a dos y tantos maravedís en cuartos y en ochavos, le faltaba, y que le dijese si la había tomado en el entretanto que con él había andado comprando.
Palabra del Dia
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