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Actualizado: 29 de junio de 2025
Me consta que tú tienes... Sé que has cobrado en casa de Trujillo no sé cuanto... Pues bien, si quieres prestarme por unos días cinco mil reales, te lo agradeceré mucho... Se entiende, si puedes, si no, no. ¡Qué descansada se quedó cuando lo dijo! Parecía que el gran peso que en su pecho tenía se aligeraba. Refugio la oyó con calma, no pareciendo sorprendida.
Esto no obstante, como medida conveniente á los planes del Libertador, el 21 de Setiembre solicitó de Morillo únicamente el armisticio que antes le propusiera, siempre que le diesen á Colombia las garantias y seguridades necesarias, cosa que estaba en el caso de poder exigir; y despues de repetidas conferencias entre los comisionados por una y otra parte, Bolívar establecia su cuartel general en Sábana Grande y Morillo el suyo en Carache, pueblos ambos de la provincia de Trujillo.
Sus compañeras trataron de hacerla cantar el para qué la había llamado D. Carlos; pero sólo contestó con evasivas y medias palabras. Suponiendo la Casiana que el señor de Trujillo había tratado con señá Benina el darle los restos de comida de su casa, la trató con miramiento, sin duda por llamarse a la parte.
Y luego marchó sobre Trujillo, donde entró Giraldot sin encontrar la menor resistencia.
Es aquí donde el Libertador lanzó el decreto de Trujillo, la guerra a muerte, sin piedad, sin cuartel, sin ley. Leer esa historia es un vértigo; cada batalla, en que brilla la lanza de Páez, de Piar, Cedeño y mil otros, es un canto de Homero; cada entrada de ciudad es una página de Moisés.
Don Alfonso érale antipático, porque su imagen estaba asociada a la horrible pena que la infeliz sufría. Aquella mañana fue con Barbarita a casa de Eulalia Muñoz, que vivía en la Calle Mayor, a ver la entrada del Rey. Amalia Trujillo la tomó por su cuenta, y la estuvo adulando antes de darle el gran susto.
La enredadera de que antes hablé había llevado allí sus vástagos más diversos. Estaba el marqués de Casa-Muñoz, de la aristocracia monetaria, y un Álvarez de Toledo, hermano del duque de Gravelinas, de la aristocracia antigua, casado con un Trujillo.
Por una feliz coincidencia y gracias á la intervencion amistosa de mi amigo Cárlos Wiener, el sábio autor de «Perú y Bolivia», poseemos en el Museo una espléndida coleccion de vasos exhumados de las necrópolis de la costa del Perú, en las inmediaciones de Trujillo y principalmente del Gran Chimu, y en esa coleccion que cuenta cerca de mil piezas, hay suficientes elementos para conocer la vida diaria de una sociedad civilizada.
Si inquieto y preocupado andaba el tío Manolo, no lo estaba menos la intendenta; a más del temor natural de que se desluciesen por culpa de los otros sus reconocidas y acatadas facultades de cantante, el negocio de las invitaciones le daba mucha guerra; para no agraviar a ninguna se habían convidado más personas de las que cabían en el salón; cuando empezó a llegar la gente hubo algunos disgustos; varias señoras se vieron obligadas a quedarse de pie por falta de asiento y algunas se marcharon muy desabridas antes de comenzar la fiesta. ¡Buenos irían poniendo a los Trujillo!
Muchas noches se acostaba con fiebre porque no le habían dejado satisfacer su anhelo de coger para sí aquellas monerías. Barbarita y su hermano Gumersindo, mayor que ella, eran los únicos hijos de D. Bonifacio Arnaiz y de doña Asunción Trujillo. Cuando tuvo edad para ello, fue a la escuela de una tal doña Calixta, sita en la calle Imperial, en la misma casa donde estaba el Fiel Contraste.
Palabra del Dia
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