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Actualizado: 17 de julio de 2025


La primera vez que fuí á aquellos parajes, encontré algunas tropas de estos indios, que aun habitan á las orillas de los rios Segundo y Tercero, y unos pocos á las del Cuarto y Quinto. Todo el país, entre el rio Segundo y el Tercero, tiene cerca de doce leguas de travesia, siendo lo mas selvático; pero acercándose al rio Tercero cesan los bosques.

Ademas de esto, hay el gran riesgo de acercarse á la costa, ó dar fondo sobre ella para esperar á que cresca el agua, pues entretanto puede soplar el viento de travesía, y naufragar cualquiera embarcacion.

Y sobre el reparo que pudiera hacerse, de que estando la poblacion en la costa se expondria á los insultos del enemigo de Europa, responde muy bien el Cabildo: esto es, si donde hubiere de hacerse hay puerto capaz de fondear navíos, por la misma razon conviene que allí esté la ciudad, para guardarlo y defenderlo, y no dar lugar á que el enemigo se apodere de él: y si no lo hay, está desde luego libre la poblacion de este recelo, pues eso mismo será causa de que no se arrime á la costa; mayormente reinando en ella en los mejores tiempos del año la travesía que les obligará hacerse á la mar, ó á perder sus embarcaciones.

Durante la travesía, que no fué de las más rápidas, recuerdo confusamente haber visto pasar ante mis ojos, bosques, claros, lagos y oasis de frescura, ocultos entre los valles; pero al aproximarme al castillo de Laroque, me sentí asaltado por mil pensamientos penosos que dejaban poco lugar á las preocupaciones del turista.

Para ir á Berna desde Basilea es preciso resignarse á la diligencia, pues el camino de hierro que ha de unir ámbas ciudades, se encuentra solo en proyecto: felizmente la travesía se hace en doce horas, y con todas las comodidades posibles . Lo primero que me ocurre consignar, es el admirable estado de las carreteras de Suiza. Sin ceder á ningunas de las mejores de Europa, las sobrepujan en número.

En estas piadosas visitas, voy poco a poco conociendo algunos de los huéspedes, que en ese tercer piso de la travesía de la Palha gozan de una buena vida de ciudad a doce tostones por día, fuera del vino y de la ropa limpia.

Es curioso tambien, en el trayecto, el pueblo de Villacañas, correspondiente al país de Don Quijote. Esta singular arquitectura de la miseria no es rara en España, y en ninguna parte interesa tanto como en uno de los barrios de Granada. A su tiempo descubriré ese curioso pormenor. La travesía de la Nueva Castilla continuaba la serie de contrastes que yo iba observando.

Pero, durante los días tempestuosos, la travesía es harto peligrosa para que el viajero pueda recordarla y conservar memoria exacta de sus aventuras. El viento levanta sin cesar torbellinos de nieve que ocultan la ruta ó modifican su forma, rebajando taludes y cegando el camino recorrido ya.

Media entre las ciudades de San Luis y San Juan un dilatado desierto que, por su falta completa de agua, recibe el nombre de travesía. El aspecto de aquellas soledades es por lo general triste y desamparado, y el viajero que viene del oriente no pasa la última represa o aljibe de campo, sin prever sus chifles de suficiente cantidad de agua.

Adivinaban que huía por haberse «desgraciado», y como este infortunio le puede ocurrir á todo hombre que usa cuchillo, se limitaron á darle explicaciones sobre el rumbo que debía seguir, añadiendo algunos pedazos de carne de cabra seca, para que no muriese de hambre en su audaz travesía. Cuando hubo consumido todas sus vituallas, no por esto perdió el ánimo.

Palabra del Dia

chapuzones

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