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Actualizado: 24 de mayo de 2025


Por mi parte, yo he adquirido el convencimiento de que todos los toros son igualmente mansos, y de que si en la plaza tratan, a veces, de matar a los toreros, es por la misma razón en virtud de la cual los toreros tratan también a veces de matar a los toros: para entretener al público. Días atrás estuve en una ganadería.

-Antes creo, Sancho -dijo don Quijote-, que te quieres encaramar y subir en andamio por ver sin peligro los toros. -La verdad que diga -respondió Sancho-, las desaforadas narices de aquel escudero me tienen atónito y lleno de espanto, y no me atrevo a estar junto a él.

Y habiendo pasado adelante como 5 leguas, llegamos á otros médanos, á donde paramos por ser ya casi puesto el sol: á cuya hora se divisaron dos humos, el uno al E, que dijo Lepin ser en sus toldos, y el otro al S, que le parecia era hácia la Laguna Amarilla. Este dia se caminaría como 18 leguas, y por haber muerto unos toros se le dió el nombre de Médanos de los toros muertos. Dia 6.

La edá, doctó contestó el espada con cierta melancolía . Nos hacemos viejos. Cuando yo peleaba con los toros y con el hambre no necesitaba de esto, y tenía pies de hierro en las capeas.

Y dando la vuelta continuó afeitándose. Pues hacía ya tiempo dijo Miguel, después de dar otras cuantas vueltas por la habitación que echaba de menos aquí unas banderillas. Me extrañaba que teniendo tantas cosas de toros, no hubiera por lo menos un par.

Por otra parte, se habia anunciado una gran corrida de toros en la plaza de aquella pequeña ciudad, y yo deseaba vivamente conocer este espectáculo singular y típico, que tanto difiere de los juegos de toros en Hispano-Colombia.

Nada de banderillas ni de pasar años en una cuadrilla sometido al despotismo de un maestro. Matar toros desde el principio; pisar la arena de las plazas como espada. La desgracia del pobre Chiripa dábale cierto ascendiente sobre sus compañeros y formó cuadrilla, una cuadrilla de desarrapados que marcharon tras él a las capeas de los pueblos.

Hasta un señor alemán que todos llamaban «doktor», sin saber ciertamente el porqué del título le había preguntado, al enterarse de que Tenerife era isla española, si tendría tiempo para presenciar una corrida de toros.

En la forma dicha continúan lo mismo el día siguiente, en el que suelen correr algunos toros, cortadas las aspas para que no lastimen a los toreros, que son muy torpes y atrevidos.

Tenía la triste belleza de esos caballos viejos que fueron briosos corceles y caen abandonados y débiles sobre la arena de la plaza de toros. Hasta de nombre carecía.

Palabra del Dia

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