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Actualizado: 24 de junio de 2025
Obsérvese que, según lo copiado, Baco imitaba estar desnudo, cabalgaba sobre un tonel, iba coronado de hojas de parra y le acompañaban ocho ganapanes. Lo mismo sucede en el cuadro de Los Borrachos, donde las figuras también son nueve, Baco esta en cueros vivos, montado en un barril, ceñidas las sienes de verdes pámpanos. Convengamos en que para coincidencias son muchas.
Así, por ejemplo, cuando álguien va á incorporarse en la comunidad de los aguadores, el neófito es conducido á una llanura en procesion y colocado sobre un tonel á guisa de tribuna; allí arenga y contrae sus empeños, y en seguida el jefe de la corporacion le vierte en la cabeza un cántaro de agua, aunque sea en el rigor del invierno.
M. Bernier abrió la ventana en el momento en que la víctima elegida gritaba a plenos pulmones: ¡Agua muy fresca! ¡Muchacho! gritole el doctor, dejad vuestro tonel y subid por la calle de Verneuil, si queréis ganar un buen puñado de luises. CHEBACHTIÁN ROMAGN
Para todas ellas, obligadas á ir varias veces al día con un cántaro á cuestas de su vivienda al río, el carro del tonel representaba el más inaudito de los lujos. ¡Un baño diario en aquel país, donde el menor soplo de viento levantaba columnas de tierra suelta, tan enormes y violentas, que obligaban á encorvarse para resistir mejor su empuje!... Como muchas de estas mujeres llevaban aún en sus cabelleras y en los dobleces de sus ropas el polvo de semanas antes, las enfurecía tal derroche de agua, como una injusticia social.
El tío Frasquito no podía ya con las piernas, y esforzábase en vano por discurrir algo parecido a la hazaña de Churruca en Trafalgar, cuando privado también de una de las suyas por una bala de cañón, siguió mandando el combate desde el puente del navío metido en un tonel de afrecho.
Antonio se deslizó por la escotilla, esperando encontrarlo en la cala. Se hundió en agua hasta la rodilla: el mar la había inundado. ¿Pero quién pensaba en esto? Buscó a tientas en el reducido y oscuro espacio, sin encontrar más que el tonel de agua y los aparejos de repuesto. Volvió a cubierta como un loco. ¡El chico! ¡El chico!... ¡Mi Antoñico!
Hizo el camino a pie, invirtiendo en él diez jornadas, y llegó fresco y dispuesto a trabajar, con catorce francos y medio en el bolsillo, y los zapatos sin estrenar, en la mano. Dos días más tarde, rodaba un tonel por el faubourg de Saint-Germain, en compañía de otro camarada que no podía ya subir las escaleras, porque se había relajado.
En el fondo del pabellón, frente a la puerta, estaban los colosos de esta asamblea silenciosa e inmóvil; los Doce Apóstoles, barricas enormes de roble tallado y lustroso como si fuesen muebles de lujo; y, presidiéndolos, el Cristo, un tonel con tiras de roble esculpidas en forma de racimos y pámpanos, como un bajo-relieve báquico de un artista ateniense.
Miquis había hecho del buen litógrafo infinitas definiciones. Era, según nuestro amigo, un tonel con marca de alcohol y lleno de agua; un oso torcaz; una hidra sin hiel; un alfiler guardado en la vaina de un sable; un cardo con cáliz de azucena; un gorrión vestido de camello, y un epigrama escrito en octavas reales.
Vierte el contenido de los sacos en una medida igual, después llena esos sacos de tierra y de arena, y esparce encima una capa de negro de humo, como el que usan los cocheros para teñir los arneses. Sumerge por un momento los instrumentos en el tonel de alquitrán; y, cuando ha vuelto a poner todas las cosas en su orden primitivo, considera terminada su tarea.
Palabra del Dia
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