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Actualizado: 16 de mayo de 2025
Tolosa tiene el cuarto lugar entre las ciudades vascongadas, por su poblacion y condiciones sociales. Al cabo se sale, al valle marítimo de San Sebastian, ciudad notable por sus baños, por sus fortificaciones y sobre todo por la muy curiosa formación hidrográfica que la rodea.
Dejaron esta cuestión y hablaron del recorrido que tenían que hacer. Este comenzaría yendo en el vaporcito la Fleche a Zumaya y siguiendo de aquí a Azpeitia, de Azpeitia a Tolosa y de Tolosa a Estella.
Antes que el Príncipe viniera, habría un levantamiento general, y los carlistas harían el último esfuerzo. Negaba que D. Alfonso hubiera llegado a Marsella, que se embarcase para Barcelona en la Navas de Tolosa, y viéndolo entrar en Madrid habría de negar que estaba entre nosotros.
Cacochipi quedó como embobado; necesitaba respirar, tomar aire y salió de Tolosa y tomó el camino de Anoeta y pasó Anoeta y luego Irura y cruzó Villabona y fué andando, andando, hasta que se topó con la partida del Cura, que iba a conquistar, viribus et armís, la gloria.
En las cuentas que dieron Pedro Ruiz y Juan Pérez de Tolosa de las compras hechas en Vizcaya el año 1502 para la jornada de Mazalquivir, antes citadas, hay pormenores curiosos de las armas portátiles; comprenden armaduras suizas, cada una de ellas con piastron e guarnición de brazo izquierdo y celada e barbote, sin manopla, que costaban á 610 maravedís; corazas fechas en cueros de cordobanes, marcadas y estañadas y templadas á prueba de ballesta, cada una á 485 mrs.; ballestas echizas con sus poleas de á cada dos cuerdas e con sus cintos de armar e con sus cuerdas e con todo el aparejo que era menester á 480 mrs.; lanzas de mano con hierros acerados enclavados, con sus regatones de hierro á 250 mrs. la docena; dardos con sus hierros e puestos sus avientos, á 50 mrs. la docena; pasadores acerados grandes y pequeños, á 5 mrs.; saetas, etc., etc.
« Pues estaba Fernando de aprendiz en la zapatería del difunto Ichtaber, el Chato de Tolosa, y no sé si vosotros sabréis, pero Ichtaber era un zapatero viejo y muy rico. Tenía Fernando de novia una chica muy guapa, pero Ichtaber, el Chato, al verla la empezó a cortejar y a decir si se quería casar con él, y, como era rico, ella aceptó. El hacía como que no se incomodaba, pero se vengó.
Los Pirineos vascongados. Vitoria. Tolosa y San Sebastian. El valle del Bidasoa. Un bonito barco de vapor que hacia rumbo para Bayona me condujo á Bilbao. El mar de Cantabria estaba agitado, como sucede casi siempre, pero no tanto que pudiese impedirme la contemplacion deliciosa, desde el puente, de la costa de Santander, áspera, rocallosa y arrugada por numerosas colinas.
El pendón de las Navas de Tolosa que sacaban con gran pompa de la casa municipal en determinadas fiestas, lo había ganado a golpes de hacha uno de sus ascendientes. Su título de marqués llevaba el nombre del santo patrón de la ciudad.
Al anochecer, estuvieron ya libres, y, como preferían no quedarse en pueblos grandes, tomaron un camino de herradura que subía al monte Hernio y fueron a dormir a una aldea llamada Regil. El tercer día, de Regil cogieron el camino de Vidania, y llegaron a Tolosa, en donde estuvieron unas horas. De Tolosa fueron a dormir a un pueblo próximo.
La mezquita Aljama de Sevilla, de que hoy solo se conserva el altísimo alminar, llamado la Giralda, fué construida por los almohades. Nadie ignora que la derrota que sufrieron los almohades en la sangrienta batalla de las Navas de Tolosa ó Muradal, y con la cual lavó D. Alfonso IX la afrenta recibida en Alarcos, fué la que dió el golpe de muerte al imperio agareno en España.
Palabra del Dia
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