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Actualizado: 17 de junio de 2025


Tampoco era milagrosa..., aunque admirable, la coincidencia de anunciarse la venida del hijo la misma noche en que se marchaba la pasión. Se iba Serafina y venía Isaac. El que debía llamarse Isaac, por lo que él sabía, pero que se llamaría, Dios sabía cómo, probablemente Diego, Antonio o Sebastián, a gusto de la madre, tirana de todos. ¡Isaac!

Descansaba la dama del ajetreo de aquel día, ya metidos todos los muebles, trastos y macetas en la nueva casa, y atacada de una intensísima tristeza que le devoraba el alma, llamó a su tirana para decirle: «No me has explicado bien por el camino lo que hablasteis. ¿Qué historias cuenta Nina de su moro? ¿Es este bien parecido?».

Pues ido el enemigo ya, y venida La triste de la noche temerosa, La miserable hacienda ya metida En el fuerte con priesa presurosa; Nuestra gente sin fuerzas y rendida A la tirana muerte dolorosa, Por la frigida arena est

Pues esa sociedad prosiguió D. Casiano, no sin sacudir antes con severidad su cabeza de troglodita tiene denunciados hace años dos cotos mineros en Laviana, uno en Tiraña y otro en la cuenca del río de Villoria... Y es el caso que ahora quiere empezar la explotación de este último ampliando la línea férrea de Carrio hasta Villoria... D. Casiano se detuvo.

No, España para ser grande no tiene necesidad de ser tirana; España se basta á misma, ¡España era más grande cuando solo tenía su territorio, arrancado de las garras del moro! Yo tambien soy español, pero antes que español soy hombre y antes que España y sobre España está su honra, estan los altos principios de moralidad, ¡los eternos principios de la inmutable justicia!

El primero debe ser tan antiguo como las seguidillas, y lo mismo La Tirana, baile andaluz en sus orígenes, cuya letra, como la del Polo, sólo tiene cuatro versos sin estribillo.

Pero la moda era entonces tan tirana como ahora, y aun en aquel tiempo imponía de un modo apremiante sus enfadosas ridiculeces. Hasta el soldado tenía que emplear un tiempo precioso en hacerse el coleto. ¡Pobres hombres! Yo les vi puestos en fila unos tras otros, arreglando cada cual el coleto del que tenía delante, medio ingenioso que remataba la operación en poco tiempo.

Aquí la gran maldad la Filomena Lamenta de Teseo, su cuñado, Con su lengua arpada bien resuena, Y con canto suave y agraciado Publica á todo el mundo su gran pena, Y dice: "pues la lengua me has cortado, Aquesta gran maldad, cruda tirana, Labrando contaré toda á mi hermana."

Palabra del Dia

rigoleto

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