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Actualizado: 30 de septiembre de 2025
Aquel enfermo no era un enemigo digno de su sable; había que establecer cierta igualdad entre los dos, y para eso servía la pistola, única arma que se presta á las sorpresas y caprichos del azar. «De todos modos lo mataré», pensó Lubimoff, acordándose de sus habilidades de tirador. Advierto á su Alteza siguió diciendo el coronel que lo mismo da un arma que otra.
Con un tirador como el príncipe, estas condiciones resultaban graves. Efectivamente; el príncipe las encontró aceptables. Buenas noches dijo sumiéndose en la cama y remontando el embozo hasta sus ojos. El sueño volvió á apoderarse de él, una vez satisfecha su curiosidad.
Tal era mi ocupación cuando el más joven de los Seis, Ruperto Henzar, que no temía a Dios ni al diablo, se adelantó de repente a caballo, con tanta calma como si detrás de cada árbol no pudiese tener yo apostado un buen, tirador, y ni más ni menos que si cabalgase en el parque de Estrelsau.
Era un excelente tirador, y sin embargo, hizo un disparo y después otro, sin que la cabalgadura del gaucho cesase en su galope. Iba ya á disparar su última cápsula, cuando el «flete» de Manos Duras titubeó, marchando con más lentitud, hasta que por fin dió una voltereta mortal, levantando una nube de arena con su agónico pataleo.
El tal Campistrón hace de todo, desde el primer papel de una tragedia heroica hasta el tirador de carabina que rompe huevos sobre la cabeza de su hijo, como Guillermo Tell; ó el exhibidor de perros sabios, ó el que rompe cadenas... Es un tipo asombroso. En provincias ha cantado de tenor de fuerza.
Y sin embargo, tenéis mil adoradores repuso sonriendo el duque. Pues no soy diablo dijo la condesa ; pero soy zahorí. El tirador no acierta cuando el tiro salva el blanco. Os aplazo para dentro de aquí a seis meses, invulnerable Aquiles repuso la condesa.
Individualmente considerados, quizá faltaban a muchos los detalles menores, como dedos de la mano y pies, orejas, etc.; pero estas leves omisiones no le quitaban nada de su fuerza colectiva. El más hábil de entre ellos, no tenía más que tres dedos en la mano derecha; el más certero tirador era tuerto de solemnidad. Tal era el aspecto físico de los hombres dispersos en torno de la cabaña.
El joven, que era un valiente tirador y que quería demostrar a su tío que no tenía miedo de los salvajes, no se dejó repetir la orden. Apuntó rápidamente e hizo fuego. El montón de hierba más cercano cayó en tierra, pues el proyectil había hecho blanco. Al mismo tiempo cayeron los otros matojos; pero quedaron en pie los quince indígenas que los sostenían.
El tío ese es el mejor tirador de las compañías aliadas, dijo en voz baja á Simón un hombre de armas inglés. Esta misma mañana oí decir de él que fué quien derribó malherido al condestable de Borbón. Respondo de Yonson, á quien he visto manejar el arco durante veinte años, contestó Simón. ¿Qué tal, viejo mío? ¿Te resuelves á demostrar á este camarada lo que vale un arco inglés?
Las condiciones ideadas por el coronel eran suficientes para que un tirador de su fuerza abatiese al adversario. Le bastaba un solo tiro. Por un instante pensó en ir al fondo de sus jardines, donde algunas veces se entretenía tirando. Era oportuno ejercitar el pulso; la pistola ofrece sorpresas. Luego desistió, por parecerle indigno el añadir estos preparativos á su evidente superioridad.
Palabra del Dia
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