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Actualizado: 11 de junio de 2025
Arrojado Candido del paraiso terrenal fué andando mucho tiempo sin saber adonde se encaminaba, lloroso, alzando los ojos al cielo, y volviéndolos una y mil veces á la quinta que la mas linda de las baronesitas encerraba; al fin se acostó sin cenar, en mitad del campo entre dos surcos.
En el mundo espiritual, el anciano médico y el joven ministro, habiendo sido ambos víctimas mutuas, quizás, hayan encontrado toda la suma de su odio y antipatía terrenal transformada en amor. Pero dejando á un lado esta discusión, comunicaremos al lector algunas noticias de otra naturaleza.
Sin duda es muerta Cunegunda, y á mi no me queda mas remedio que morir. ¡Ha, quanto mas hubiera valido quedarme en aquel paraiso terrenal del Dorado, que volver á esta maldita Europa! Razon tiene vm., amado Martin; todo es mera ilusion y calamidad.
El amor de Dios y la aspiración á unirse con él, según mil veces lo explican nuestros místicos, fueron una preparación y habilitación de las almas para que obrasen luego, en la vida terrenal, inauditos prodigios de amor al prójimo, y para que diesen cima á casi sobrehumanas empresas.
Dimmesdale la tomó á su cargo, el principal consuelo terrenal de la buena señora consistía en ver á su pastor espiritual, ya de propósito deliberado, ya por casualidad, y sentir confortada el alma con una palabra que respirase las verdades consoladoras del Evangelio, y que saliendo de aquellos labios reverenciados, penetrase en su pobre pero atento oído.
Más allá se extienden los estados de Alemania, el gran Imperio Romano, las tribus de los paganos Hunos y Lituanos y por último la ciudad de Constantino y el dominio de los odiados hijos de Mahoma. Bien, Roger. ¿Y más allá? Jerusalén, la Tierra Santa y el caudaloso río que tuvo sus fuentes en el paraíso terrenal.
Entre el fulgor amarillento de las luces y el sonido de aquella moneda, el templo parecía dominado por algo terrenal y profano, mientras arriba, en lo alto de la cornisa, a cada instante penetraba con más dificultad la luz del sol.
Poco a poco fue habituándose y adquiriendo destreza. Lo peor era que la afligía la nostalgia de la calle, no acertando a hacerse a la prolija jornada de trabajo sedentario. Para Amparo la calle era la patria, el paraíso terrenal. La calle le brindaba mil distracciones, de balde todas.
De aquí en adelante ya no existe el amor terrenal entre nosotros; sólo queda una amistad pura y suavísima, amándonos en el sagrado corazón de Jesús. No te olvidaré en mis pobres oraciones. Olvídame tú cuanto te sea posible. Eres bueno, eres noble, hermoso y rico; busca una mujer que te merezca más que yo te merecía, y cásate y sé feliz. Yo rogaré siempre por vosotros. Adiós. María.»
Mi clarividencia, en este punto, no es completa todavía replicó el anciano ; pero entreveo y percibo en la penumbra confusa de mis recuerdos ultranatales que he muerto y renacido ya treinta veces en esta mansión terrenal. Y todavía sé poco y todavía para seguir estudiando tendré que morir y que renacer dos o tres veces más antes de alcanzar el nirvana. ¿Y qué es el nirvana? dijo Morsamor.
Palabra del Dia
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