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Actualizado: 7 de julio de 2025


Bosques de álamos blancos y de muchos árboles gigantescos se suceden, alternando á veces con hermosas praderas, donde saltan y retozan los magníficos potros, las lustrosas vacas y las robustas ovejas de las crias escogidas pertenecientes al patrimonio real, ó á varios propietarios que poseen terrenos en las márgenes ó vegas del Tajo.

Pero, con todo esto, por dondequiera que va muestra su tristeza y melancolía, y no se precia de criar en sus aguas peces regalados y de estima, sino burdos y desabridos, bien diferentes de los del Tajo dorado; y esto que agora os digo, ¡oh primo mío!, os lo he dicho muchas veces; y, como no me respondéis, imagino que no me dais crédito, o no me oís, de lo que yo recibo tanta pena cual Dios lo sabe.

Bien mirado, no cayó sobre España aquel inmenso diluvio de moros de que nos habla Fray Luis de León en la Profecía del Tajo.

Al noroeste se desprende de otras colinas semejantes, que dominan el Tajo á uno y otro lado, una angosta lengua de tierra, como un istmo rocalloso y ondulado, que se liga con el asiento de Toledo.

Apresurémonos á hablar rápidamente de esa maravilla pretérita que se llama el Alcázar, para acabar con lo monumental y mostrar al lector algunos rasgos de la fisonomía social de Toledo. Esa admirable ruina está situada al lado oriental de la ciudad, sobre una eminencia, dominando al mismo tiempo á Toledo y las profundidades del Tajo.

El espectáculo comenzaba con un baile, en que tomaban parte las señoras más bellas. Bajo uno de los arcos se presentaba una carroza de cristal, en donde venía el río Tajo cercado de muchas ninfas y náyades. Un segundo carro traía al mes de Abril, y uncido á él venía el toro del Zodiaco.

El ferrocarril se detiene en la vega del Tajo, al pié de la eminencia que sirve de asiento á Toledo, como á un kilómetro de la ciudad. Allí hay que tomar una especie de coche-diligencia, todavía rudimentario, circunstancia muy embarazosa cuando hay muchos viajeros. Cuando llegué á la estacion llovia á torrentes, y no había ómnibus en que hacer el trayecto hasta el centro de Toledo.

Principiaba a caer la tarde y se sentía el fresco del Tajo. D. Benigno propuso que se retiraran a casa, y dejando la perla dura, tomaron el camino áspero y tortuoso. Ya van creciendo las noches dijo Sola, dando el brazo a su padre. , hija mía replicó este , y el mañana tarda un poco más; pero viene, no tengas cuidado. Ya no recuerdo cuánto se tarda de aquí a Madrid. Pues no es mucho.

Decíame que Joanelo no había hecho nada, que él trazaba agora de subir toda el agua de Tajo a Toledo de otra manera más fácil. Y sabido lo que era, dijo que por ensalmo: ¡Mire V. Md. quién tal oyó en el mundo! Y al cabo, me dijo: -Y no lo pienso poner en ejecución si primero el Rey no me da una encomienda, que la puedo tener muy bien, y tengo una ejecutoria muy honrada.

Esta tarde hemos cumplido un deber triste: hemos acompañado hasta la santa tierra al que en vida fue nuestro amigo don Víctor. Una rambla abre su ancho cauce entre el camposanto y el pueblo. La verdura se extiende en lo hondo bordeando el cauce, repta por el empinado tajo, se junta a la otra verdura de los huertos que respaldan las casas y aparecen colgados como pensiles.

Palabra del Dia

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