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Actualizado: 22 de junio de 2025
En este caso hasta se le soltaba la lengua y se ponía a hablar sobre cualquier asunto. Pero como se reunieran seis u ocho personas, enmudecía, incapaz de tener una opinión sobre nada. Si se veía obligado a expresarse, o porque se querían quedar con él o porque sin malicia le preguntaban algo, ya estaba mi hombre como la grana y tartamudeando.
Esto era bastante para los gastos de la casa y para las pequeñas deudas que esperan menos que las grandes. Si la duquesa hubiese tenido a su disposición esta suma habría puesto la casa sobre un pie decente; pero el duque no soltaba la llave de la caja, siempre que en ella hubiese dinero.
Porque ha habido continuidad de sensacion en el ojo fijo sobre el objeto; en el tacto, que si bien ha sentido las transformaciones de caliente y frio, duro y blando, esta figura ó la otra, ha experimentado que estas se hacian sin interrumpir la sensacion comun del tacto, de un objeto que no se soltaba, cuyo peso se experimentaba incesantemente.
A trechos, en las paredes, mostrábanse, clavados, grandes carteles con versos valencianos en letras de colores, ante los cuales el público de las primeras horas obreros que iban al trabajo, criadas, barrenderos, etc. , después de deletrear trabajosamente, soltaba ruidosa carcajada. Pero lo que a las dos hermanas les llamaba la atención era la falla.
¿Uno? ¡Cuatro mil; un millón!... Tú eres un infeliz, chico, y no sabes lo mala que es esa gente». Siguieron hablando de esto, y al día siguiente hablaron de lo mismo, porque Isidora, cuando tomaba en su boca este asunto, no lo soltaba fácilmente.
A la derecha, en la prolongación de aquella cuadra lóbrega, un sicario manchado de sangre daba garrote a las aves. Retorcía los pescuezos con esa presteza y donaire que da el hábito, y apenas soltaba una víctima y la entregaba agonizante a las desplumadoras, cogía otra para hacerle la misma caricia.
Está enamorado hasta las cachas. Yo, que no había reparado en ello, me convencí, mirando al comandante, de que la observación era tan fina y maliciosa como exacta. Desde la entrada de la condesita no se mostraba como antes alegre y desenfadado. Las frases jocosas que aún soltaba iban claramente impregnadas de la preocupación de su espíritu.
Y soltaba redonda la mayor de las injurias femeniles. Presintiendo lo que iba á ocurrir, torció Robledo su marcha, avanzando hacia la casa y colocando su caballo ante los últimos peldados de la escalinata de madera. Pero no consiguió verse obedecido ni aún por los hombres más adictos á él, que le habían acompañado en la expedición.
El viejo capataz, enardecido por la voz de María de la Luz, parecía olvidar que era su hija, y soltaba la guitarra para echarla su sombrero a los pies. ¡Olé mi niña! ¡Viva su pico de oro, la mare que la crió... y el pare también!
Borracho del todo nunca lo había estado Bonifacio; un poco más que alegre, sí, aunque no muchas veces; y en tales trances era cuando se le soltaba la lengua un poco, y decía aproximadamente algo parecido a lo mucho que le bullía en el pecho.
Palabra del Dia
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