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Actualizado: 3 de mayo de 2025
Aquella casona de sillares de granito, angostos y escasos huecos de románico diseño, gran portón de arco apuntado y escudos junto al alero, es un señorón feudal que se atreve a mirar a la Iglesia casi par a par y se mantiene apartado de ella.
El puente de Urbistondo se terminó el 31 de Julio de 1854, y el de D. Francisco de Asís el 15 de Octubre del mismo año, habiendo entrado en la fábrica de aquel 10.651 sillares de piedra y en la del último 9.967, según se lee en los datos que he recogido de sus planos.
Eran piezas de esa ebanistería parisién del barrio de San Sulpicio, puesta al servicio de los fieles, que arregla oratorios para las señoras elegantes con el mismo refinamiento con que sus compañeros de oficio adornan un dormitorio ó un budoir. El gusto artístico del jesuitismo contrastaba con la arquitectura del templo, de un gótico sobrio, con grandes sillares sin adorno alguno.
A un lado se extiende una hilada de soportales; al otro se destaca, recia, la iglesia de sillares rojizos, con su fornida y cuadrilátera torre achatada, y enfrente, en la ringla de casas de dos pisos, corta la blanca fachada, de punta a punta, todo a lo largo, un balcón de madera negruzca, sostenido por gruesas ménsulas talladas, y encima, en el piso segundo, se destaca, salediza, una vetusta galería.
Entonces los pájaros cobijados entre las hendeduras de los sillares desquiciados, en los relieves de los frisos, en las estatuillas de piedra y las hojarascas de granito, se alzaron en medroso enjambre, yendo fugitivos y asustados a perderse en la altura o a refugiarse rastreando por los cercanos trigos.
No han hecho caso de la tarjeta que llevé, y tengo que volver esta tarde, y los sillares allí muertos de risa y la obra parada... Pero en fin, vamos a nuestro asunto. ¿En dónde está ese que se come la gente? Adiós, Severiana... Ahora no me puedo entretener contigo. Luego hablaremos». Avanzaron en busca de la guarida de Izquierdo, siempre rodeadas de vecinas.
Enfrente estaba la vivienda señorial de los Grimaldi, conjunto de edificios de diversas épocas, que le recordó los palacios de algunos príncipes soberanos de la antigua Italia. Era de color rosa obscuro, cortado por el arquerío de las loggias, y tenía adosados unas torres de sillares blancos con almenas hendidas.
Pero los vandálicos agentes del positivismo moderno, para quienes estos monumentos de nuestra antigua historia feudal solo son tolerables en las novelas, han desbaratado por muchas partes esta insigne fortaleza teatro de sucesos tan importantes, cuna de tantos esclarecidos varones. ¡Sus sillares ¡profanacion inaudita! han venido á tierra derrumbados para mejorar el piso de las aceras de la poblacion!... ¿Qué juzgarian de las autoridades ilustradas que tales cosas mandan los hombres de aquellos siglos que llamamos de ignorancia y oscurantismo, si pudieran en sus empolvados sepulcros interrumpir su sueño de muerte?
La torre, construida con piedra arenisca, estaba algo roída en su exterior por el viento del mar. Muchos sillares habían rodado fuera de sus alvéolos, y estas oquedades eran como peldaños disimulados para escalar la torre.
Sus pies se enredaban en las plantas silvestres que la fecunda Naturaleza hacía crecer en las junturas de los sillares. Bandadas de pájaros escapaban en tropel, al acercarse ellos, de estos bosques en miniatura. Los relieves escultóricos servían de refugio a los nidos. Cada oquedad de la piedra era un pequeño lago, donde se depositaba el agua de las lluvias y venían a beber los pájaros.
Palabra del Dia
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