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Actualizado: 26 de julio de 2025


Algunas, ignorando, como ignoraban todas, excepto la Butrón y la de Bara, el modo cómo había de nombrarse la junta, dejaron escapar la idea entre sus misteriosos cuchicheos, y la señora de Martínez, con ingenua sinceridad, algún tanto lugareña, soltó esta frase, que hubiera provocado en otra ocasión las crudas sátiras de la de Bara: ¡Esa que es una marquesa de veras!...

Cuando las noticias venían de Bayona, eran objeto de sistemático desprecio, y las disposiciones del palacio de Marras, así como la convocatoria de irrisorias Cortes en la ciudad del Adour, y el pleito homenaje por algunos grandes tributado a Bonaparte, daban pábulo a sátiras sangrientas.

De quien me acuerdo es de Arriaza, y no porque me fuera muy simpático, pues la índole adamada y aduladora de sus versos serios y la mordacidad de sus sátiras me hacían poca gracia, sino porque siempre le vi en todas partes, en tertulias, cafés, librerías y reuniones de diversas clases. Este llegó más tarde a la tertulia.

Almorranas y muermo, sarna y ladillas, su mujer se las quita con tenacillasEl Cojuelo le dijo a don Cleofás: ¿Qué te parece los testimonios que nos levantan estos ciegos y las sátiras que nos hacen?

En el teatro les vereis aplaudir con entusiasmo, aunque no siempre con criterio; en el baile, cordiales y contentos; en la mesa expansivos; en el carnaval hechos locos y muy espirituales en sus sátiras y disfraces. Donde mas se revela el espíritu de asociacion del Catalan es en el casino ó el café. El catalan no se resigna jamas al aislamiento.

Ella es hecha de una alquimia de tal virtud, que quien la sabe tratar la volverá en oro purísimo de inestimable precio; hala de tener, el que la tuviere, a raya, no dejándola correr en torpes sátiras ni en desalmados sonetos; no ha de ser vendible en ninguna manera, si ya no fuere en poemas heroicos, en lamentables tragedias, o en comedias alegres y artificiosas; no se ha de dejar tratar de los truhanes, ni del ignorante vulgo, incapaz de conocer ni estimar los tesoros que en ella se encierran.

La osadía de sus ataques contra los potentados de la tierra, contra la corte y los cortesanos, contra clérigos y frailes, es un fenómeno insólito en la literatura española, sorprendiéndonos sobremanera esa libertad que reinaba en el teatro, y esas sátiras de Tirso en una época en que el poder de la Inquisición se encontraba en su apogeo.

Así había logrado infundir respeto y no odio: y las señoras y señoritas del lugar, en vez de tomarla por blanco de sus sátiras, solían tomarla por modelo, con lo cual los usos, costumbres y trato social, se habían mejorado bastante.

En el teatro, en las exposiciones, en los viajes, las mismas burlas y las mismas sátiras frías a propósito de todo lo que despertaba en su mujer una emoción un poco viva. Madama de Maurescamp tomó, pues, poco a poco la habitud de reconcentrarse en todo aquello que da precio a la vida de todo ser delicado y generoso.

Sin embargo, no hay que buscar en los entremeses sátiras delicadas, tratándose de un linaje de producciones esencialmente burlescas, cuyo principal objeto es hacer reir, y que, para lograrlo, no desprecia en ocasiones emplear bufonadas de toda especie.

Palabra del Dia

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