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Actualizado: 2 de julio de 2025
Cada vez que una granada explotaba sobre un grupo de alzados, producía un entusiasmo extraordinario, no sólo entre los soldados que servían las piezas, sino entre los de infantería y caballería, todos los cuales daban saltos y lanzaban interjecciones saludando el desastroso efecto que la metralla producía en las filas rebeldes.
Más abajo todavía, sus saltos producen el ruido del trueno, y hasta en los parajes de su curso donde el cauce es casi horizontal, el arroyo muge y produce sordos murmullos al rozar en las orillas y arrastrarse sobre el fondo sinuoso.
Royan es un pueblecito de recreo adonde acuden gentes de toda la Gascuña. Su bahía y la de Saint-Georges disfrutan del espectáculo gratuito que dan los marsuinos al entregarse alegremente á la caza de los bañistas en pleno río, zambulléndose y dando saltos fuera del agua hasta la altura de cinco ó seis pies.
Los ómnibus cargaban pasajeros en la esquina de la calle de Sevilla, mientras en lo alto voceaba el conductor: «¡A la plaza! ¡a la plaza!» Trotaban con alegre cascabeleo las mulas emborladas tirando de carruajes descubiertos con mujeres puestas de mantilla blanca y encendidas flores; a cada instante sonaba una exclamación de espanto viendo salir incólume, con agilidad simiesca, de entre las ruedas de un carruaje, algún chicuelo que pasaba a saltos de una acera a otra, desafiando la veloz corriente de vehículos.
Lo único que había olvidado en sus minuciosos preparativos era la cinta métrica, y vió en esta omisión un auxilio de la Providencia. Partiendo de la espada fija en el suelo, empezó á marchar para medir el terreno con sus pasos. No fueron pasos; fueron zancadas enormes, verdaderos saltos.
Asegura Perucho que no ha sabido jamás si fue el miedo o su propia voluntad lo que le obligó a descolgarse del murallón y descender, más bien que a saltos, rodando, los atajos conocidos, magullándose el cuerpo, poniéndose en trizas la ropa, sin hacer caso de lo uno ni de lo otro.
El extranjero, Martín y Bautista corrieron y se reunieron con las dos mujeres y con Joshé Cracasch. La ventaja que tenían era grande, pero las mujeres corrían poco; en cambio, la gente del cura en cuatro saltos se plantaría junto a ellos. ¡Vamos! ¡Animo! decía Martín . En una hora llegamos. No puedo gemía la señora . No puedo andar más.
Son hermanos de los hombres blancos que me arrancaron de las manos de los arfakis, cuando iban a matarme. En aquel instante Cornelio y Van-Horn se presentaron en la puerta. ¡Tío! ¡Sobrino! ¡Hans! ¡Van-Horn! Los cuatro náufragos, que llegaron a temer no volver a verse, se abrazaron estrechamente, mientras el chino, arrebatado de alegría, daba saltos por la estancia, como si estuviera loco.
Y luego, ¡qué asco le producían los imbéciles que en aquellos salones al aire libre bailaban como monigotes, sin advertir que el gentío se divertía con sus saltos! En uno de aquellos pabellones estaría su hermano Rafael.
En el mismo instante, un niño pequeño se aproximó a la puerta y avanzó su linda cabeza rubia, después la retiró, la volvió a avanzar como si hubiese buscado a alguien, vio al desconocido y en dos saltos se plantó en sus rodillas.
Palabra del Dia
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