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Mis deseos se frustraron en parte: llegamos á Santa Cruz á las ocho de la noche, y habiendo dicho el capitan que solo nos detendríamos el tiempo necesario para dejar y recojer la correspondencia, ningun viajero saltó á tierra.

La señora Gillespie, mamá de todos ellos, estaba más bella que nunca, con ese esplendor de verano hermoso que proporciona la maternidad y un aterciopelamiento azucarado de fruto en plena sazón. Pero de pronto su fantasía optimista se estremeció, dando un salto atrás. Acababa de ver á alguien que había olvidado.

Sanchica mi hija nos llevará la comida al hato. Pero, ¡guarda!, que es de buen parecer, y hay pastores más maliciosos que simples, y no querría que fuese por lana y volviese trasquilada; y también suelen andar los amores y los no buenos deseos por los campos como por las ciudades, y por las pastorales chozas como por los reales palacios, y, quitada la causa se quita el pecado; y ojos que no veen, corazón que no quiebra; y más vale salto de mata que ruego de hombres buenos.

Elena dio un salto y se arrojó sobre ella estrechándola, estrujándola mejor dicho contra su pecho como si quisiera asfixiarla, cubriéndola al mismo tiempo el rostro de sonoros besos. Luego se dejó caer de rodillas e intentó besarle los pies, pero Clara la alzó entre sus brazos vigorosos y la sentó a la fuerza de nuevo.

Saltó en esto y dijo: ¿Cómo lo que yo? ¡Voto a Dios!, ni lo que García de Paredes, Julián Romero y otros hombres de bien, ¡pese al diablo! que entonces no había artillería, ¡voto a Dios!, que no hubiera Bernardo para un hora en este tiempo. Pregunte V. Md. en Flandes por la hazaña del Mellado, y verá lo que le dicen. ¿Es V. Md. acaso? -le dije yo.

Pues déjate que venga la otra... también aquella es de la piel de Cristo... ¿Quién? La amiguita, la que protege a mi niña... Fortunata vio delante de , súbitamente, una oscura niebla que se le iba encima... El corazón le dio un salto... «Jacinta dijo ; pues qué, ¿también viene aquí esa?». Ayer estuvo... Ella misma traía mi niña.

Las aguas se enturbiaron y la barca se conmovió, como si alguien con fuerza colosal tirase de ella deteniéndola en su marcha e intentando hacerla zozobrar. La cubierta se bamboleaba como si huyese bajo los pies de los tripulantes, y el mástil crujía a impulsos de la hinchada vela. Pero de pronto el obstáculo cedió, y la barca, dando un salto, volvió a emprender su marcha.

no pones término medio entre el desamor y el amor. Ese salto que es antinatural, peligroso e inverosímil. Nadie pasa, por fortuna, de la indiferencia al amor sin grados, trámites y términos medios. ¡Pues no faltaba más! Hija, el amor viene poquito apoco.

He aquí ahora cómo se había efectuado el suceso. Mas antes de salir del casco de la villa y cruzando por delante de la casa de Elorza, tropezó casualmente con María, que iba hacia la iglesia con su doncella. Le dio un salto el corazón y un poco turbado se detuvo a saludarla.

Como al amanecer debemos ponernos en camino del Salto, ha llegado el momento de explicar su formación, buscando previamente su fe de bautismo, su filiación en la teogonía chibcha.