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Actualizado: 26 de mayo de 2025
Es difícil formarse una idea exacta de estas funciones, cuando se verifican bajo las bóvedas majestuosas de las catedrales españolas. Al mismo tiempo que la música se consagraban también las artes del diseño al servicio de la Iglesia, representando á los sentidos, por sus diversos medios, las Sagradas Escrituras.
Y en su pirámide de cinco terrazas se levantaba por sobre toda la ciudad, con sus cuarenta templos menores a los pies, el templo magno de Huitzilopochtli, de ébano y jaspes, con mármol como nubes y con cedros de olor, sin apagar jamás, allá en el tope, las llamas sagradas de sus seiscientos braseros.
El ministro, por el contrario, nunca había pasado por una experiencia tal que le condujera á poner en tela de juicio las leyes generalmente aceptadas; bien que en una sola ocasión hubiera quebrantado una de las más sagradas. Pero esto había sido un pecado cometido por la pasión, no las consecuencias de principios determinados, ni siquiera de un propósito.
Palabra de honor. Me ha dicho que si usted continúa enflaqueciendo de ese modo, se va a ver en la precisión de darle calabazas... Dice ella, y a mi ver tiene razón, que quiere casarse con un hombre, no con un pájaro disecado de la calle de la Mar. Vaya, don Alfredo, no la tome usted siempre conmigo. Pues a comer. Tengo encargo de cuidarle a usted... y las órdenes de las damas son sagradas.
21. Se les exhortò con razones ya sagradas, ya politicas: es
La muchedumbre devota, arrodillada al aire libre, fijaba sus ojos suplicantes en las sagradas piedras, mientras su pensamiento volaba, lejos, á los campos de batalla, con la confianza en la divinidad que acompaña á toda inquietud. De la masa arrodillada surgían soldados con vendajes en la cabeza, el kepis en una mano y los ojos lacrimosos.
La niña fue, pues, bautizada, habiendo decidido el pastor que un doble bautismo era el riesgo menos grande que se podía correr. Con este motivo, Silas, después de vestirse lo más limpio y elegante que pudo, apareció por primera vez en la iglesia y tomó parte en las prácticas que sus vecinos consideraban como sagradas.
M. Taillade respondió que lo recordaba muy bien, y explicole que, para hacerse agradable a M. L'Ambert, y captarse su benevolencia, había promovido al auvernés de peón de albañil a azogador. ¿Hace quince días de eso? preguntole el notario. Sí, señor, ¿lo sabíais ya? ¡Demasiado, por desgracia! ¡Ah, señor! ¿cómo puede jugarse con cosas tan sagradas? ¿Yo...? No, nada.
Algunos sospechan que al drama religioso, propiamente dicho, precedieron mudas representaciones pantomímicas de las Sagradas Escrituras.
Por otra parte, tengo motivo para sentir esta noche un contento tal, que no deja lugar alguno en mi corazón para la hostilidad ó el rencor. En fin, obedezco á órdenes, que deben serme más que nunca sagradas. En resumen, vengo á tenderle la mano. Saludéle con gravedad, y le tomé la mano. Ahora agregó, sentándose me hallo más desahogado para desempeñar mi embajada.
Palabra del Dia
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