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Actualizado: 19 de septiembre de 2025


Por lo tanto no se conocía el dolor; no había crueldad ni cólera en ellos. Sus almitas tan suaves, no dejaban de tener un rayo, la aspiración hacia la luz, hacia la que nos llegaba del cielo y hacia la del amor, revelada en llama cambiante que de noche es el encanto de los mares. Ahora tengo necesidad de penetrar en un mundo mucho más sombrío: la guerra, el asesinato.

Las suaves laderas, tapizadas de viñas, bajaban hasta el Allier, que culebreaba a lo lejos como enorme sierpe azul.

Bien examinada la situacion de los sediciosos, y que era inutil reducirlos por medios suaves, se determinó el ataque para el dia siguiente, que el Comandante General ordenó, dividiendo su ejército en cuatro columnas, para que, situándose en distintas posiciones, acometiesen á un tiempo la montaña, destinando una de ellas solo con el objeto de girar los enemigos y tomarlos por la espalda, á fin de que batiese y persiguiese á los que fugitivos que escapasen de las tres restantes: la cual se puso en movimiento dos horas antes que las otras, y todas con la prevencion de no moverse hasta la señalada para el ataque.

En cuanto a Luisa, la hija de los heimatshlos, era una muchacha esbelta, fina, de afiladas y delicadas manos, de ojos de un azul celeste y tan dulces que penetraban hasta el fondo del alma de quien los veía; su tez era blanca como la nieve; sus cabellos, rubios como el oro, tan suaves como la seda, y los hombros, oblicuos como los de una virgen en oración.

»Para poner las manos en una heridas como las suyas hay que tenerlas muy suaves y muy delicadas. Magdalena habría escrito esta carta con gracia incomparable, con sin igual ternura; pero, ¿en dónde se podría encontrar otra como ella? Yo sólo puedo hablarle con el instinto de mi corazón y con mi amistad antigua y sincera, con mi hondo afecto de hermana.

Dirigió Mutileder la vista hacia el punto de donde la voz procedía, y vio recostada lánguidamente en un ancho sofá a una dama morena y majestuosa como una emperatriz, vestida de blanca y flotante vestidura, con una cabellera abundante, lustrosa y negra como la endrina, y con unos ojos que parecían dos soles de luto, así por el fuego y los rayos que despedían, como por su oscuro color y por el color, no menos oscuro, de las cejas, de las largas y rizadas pestañas, y aun de los párpados suaves, cuyas sombras acrecentaban el resplandor fulmíneo de los referidos ojos.

Acostumbrado al horizonte violento de los trópicos, a esos cielos nublados y brillantes de las zonas en donde reinan los vientos alisios, estas nubes grises y suaves me acarician. La lluvia me parece caer sobre mi alma, como en una tierra seca, refrescándola y dándole alegría. Muchas veces me paso el tiempo en el balcón viendo cómo la carretera se llena de charcos y se ennegrecen las casas.

Hicimos el camino de 20 leguas por el rumbo del NO, y se compone de igual pasto y varias lagunitas accidentales. Es bueno este terreno para siembras, por componerse de lomitas suaves. Dia 29.

Los más antiguos, de tonos suaves y desmayados, mostraban jardines persas, con fontanas azules en las que bebían rojizas bestias.

En las bajas colinas y pendientes suaves crecen los ricos y extensos viñedos escalonados frecuentemente en forma de anfiteatros; ó se alzan pequeños olivares que aumentan con su tinta gris la melancolía de los paisajes uniformes.

Palabra del Dia

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