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Actualizado: 20 de mayo de 2025
¡Oh!, ¡qué felicidad! exclamó Eloísa , el que algún evento notable saque a esta monótona Sevilla del carril rutinario en que vegeta desde que San Fernando la fundó. La conquistó le dijo por lo bajo su simpático amigo Polo. Pero Eloísa, sin atenderle, prosiguió: ¿En qué ópera hará su debut? ¿Pues qué, se ha ajustado para salir a las tablas de Bu? preguntó la marquesa.
«Era ya tiempo de que Ana procurase entrar en el camino de la perfección; los trabajos preparativos ya podían darse por hechos; si otras iban a la iglesia, a las cofradías y demás lugares ordinarios de la vida devota con un espíritu rutinario que hacía nulas respecto a la perfección moral aquellas prácticas piadosas; ella, Ana, podía sacar gran utilidad para la ocupación digna de su alma de aquellos mismos lugares y quehaceres. ¿Qué había sido Santa Teresa?
La continuidad del trabajo cerebral en unas mismas sencillas operaciones, lo hace rutinario, automático, casi instintivo.
«El público» es un demonio raro, una conciencia que, á pesar de su propensión á lo rutinario, á lo instituído, ofrece anomalías extrañas, crisis momentáneas, fuera de toda lógica y razón, en que el espíritu enorme de la colectividad se retuerce y ríe ó ruge, como una mujer en un ataque de histerismo.
Veíanse en esta pieza algunas acuarelas muy lindas compradas por Juanito, y dos o tres óleos ligeros, todo selecto y de regulares firmas, porque Santa Cruz tenía buen gusto dentro del gusto vigente. Los muebles eran de raso o de felpa y seda combinadas con arreglo a la moda, siendo de notar que lo que allí se veía no chocaba por original ni tampoco por rutinario.
Yo, en tanto, continué, rutinario y triste poniendo diariamente mi hermosa letra cursiva al servicio del Estado, y admirando, los domingos, la pericia con que la espléndida doña Augusta limpiaba la caspa al teniente Conceiro. Era cosa evidente para mí que aquella noche, dormido, leyendo sobre el infolio, había soñado con una «Tentación de la Montaña» bajo formas familiares.
Aquel amor mío fue pronunciado de un modo distraído, rutinario, que hubiera mortificado a la generala, si no fuese frecuente en ella también al acariciar de palabra a su amante. ¡Qué pronto! Apenas has estado conmigo dos horas. Mañana procuraré estar más tiempo... Hoy no puedo. Lucía se levantó también y le echó los brazos al cuello con el mimo de otras veces.
Los amores de Novillo y la Quemada, o, como le decían en Pilares, la Consumida, habían llegado a ser a manera de rasgo típico o suceso rutinario y familiar en la vida de la calle y de la población entera. Databan los amores desde más de dos lustros; los habían iniciado estando los dos muy corridos en años, y no habían trascendido del estadio del más puro romanticismo, platonismo e inefabilidad.
El hombre por quien preguntaba doña Manuela era el fundador de la tienda de Las Tres Rosas, don Eugenio García, el decano de los comerciantes del Mercado, un viejo que arrastraba cuarenta años en cada pierna, como él decía, y mostrábase orgulloso de no haber usado jamás sombrero, contentándose con la gorrilla de seda, que, según él, era el símbolo de la honradez, la economía y la seriedad del antiguo comercio, rutinario y cachazudo.
Tampoco hay que comparar las tranquilas narraciones de los navegantes de profesión que corren las grandes vías trazadas, con las descripciones, á veces conmovedoras, de los audaces descubridores que las visitaron por vez primera, que señalaron, describieron los arrecifes, los escollos, atentos por ver de cerca y estudiar el peligro, al paso que el marino vulgar, el rutinario, trata de evitarlo.
Palabra del Dia
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