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Actualizado: 26 de julio de 2025
Don Roque rompe el silencio: De todos modos, no hay duda que don Antonio le abrasó. Le abrasó dice don Juan el Salado. Le abrasó confirma don Benigno. Le abrasó corrobora el señor Anselmo. Le abrasó completamente resume, por fin, don Segis lúgubremente. Lo que alteraba los ánimos una que otra vez, era la cuestión de pichones.
Yo me quedó mirándole entre amostazado y risueño: por fin le dije: pero, hombre, ¿usted se ha formado el propósito de que yo no salga entero de Paris? ¿Cómo quiere usted que vaya á rastrear el fondo del Sena, incrustrado en una máquina de vidrio? ¿Y si casualmente se rompe un cristal, y la máquina se llena de agua y me ahogo?
22 Ni nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera el vino nuevo rompe los odres, y se derrama el vino, y los odres se pierden; mas el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar. 26 cómo entró en la casa de Dios, siendo Abiatar sumo sacerdote, y comió los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino a los sacerdotes, y aun dio a los que con él estaban?
Manuel, en defensa de las comedias, impreso en el año de 1672: «¿Quién ha casado lo delicadísimo de la traza, dice, con lo verosímil de los sucesos? Es una tela tan delicada que se rompe al hacerla, porque el peligro de lo muy sutil es la inverosimilitud. Alargue la imaginación los ojos á todos sus argumentos, y los verá tan igualmente manifestados, que anden litigando los excesos.
La conciencia del yo, encierra pues la identidad de un ser, en distintos tiempos, en situaciones varias, con diferentes ideas, con diversas afecciones: la identidad de un ser que dura, que es el mismo, á pesar de las mudanzas que en él se suceden. Si esa duracion de identidad se rompe; si no estoy seguro que soy el mismo yo ahora que era antes, se destruye la conciencia del yo.
Donde viene de repente, donde la rigidez del invierno la hace más deseable, es donde se muestra con más pompa y estruendo, donde da más alta razón de sí, donde resplandece más benigna en el trono de su gloria, donde más se la admira y donde merece ser más admirada. El hielo que cubre los ríos se quebranta, se rompe, y baja en gruesos témpanos hacia la mar con descompuesta furia.
El quetzal es el pájaro hermoso de Guatemala, el pájaro de verde brillante con la larga pluma, que se muere de dolor cuando cae cautivo, o cuando se le rompe o lastima la pluma de la cola. Es un pájaro que brilla a la luz, como las cabezas de los colibríes, que parecen piedras preciosas, o joyas de tornasol, que de un lado fueran topacio, y de otro ópalo, y de otro amatista.
Te lo juro, Mina de mi alma, rica mía, mi Mina; te lo juro y te lo rejuro.... Mírame a los ojos; así, a los ojos de adentro, a los de más adentro del alma... te juro, te retejuro que te adoro, con eso, con eso, con eso que ves aquí tan abajo, tan abajo.... Pero, mira, me vas a desnucar, se me rompe el cogote.
A la caída de la tarde la violencia de la tormenta había terminado; cesaron los truenos, se apagaron los relámpagos, é inmediatamente la luna, asomándose por la cumbre lejana, pareció dispersar por el cielo los jirones de nube, lo mismo que un navío rompe con su proa las flotantes islas de alga.
Cuando se despidieron, Cristeta pensaba: «¡Bah!..., por dos o tres meses...» Jesualda se decía: «Ahora rompe a volar...; pero esta mocita se pierde de vista. Puede que sea una mina.»
Palabra del Dia
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