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Actualizado: 27 de noviembre de 2025
No, muchachito.... ¿Qué cosa? Lo que dice «La Voz». No; no quiero leer esos disparates. Ya me imagino lo que dirán. Pero la curiosidad pudo más en el dómine que el desprecio con que miraba a sus rivales. Después de un rato de silencio me dijo: ¡Dame ese papasal! El anciano se caló las gafas, se compuso en el asiento, y principió a leer el artículo editorial. No, a la vuelta.
Cada vez que las unas exaltaban los méritos de un modisto o un joyero de la calle de la Paz o la plaza Vendôme, las otras murmuraban con una voz blanca y una modestia agresiva: «Nosotras no podemos permitirnos eso; en nuestro país somos muy pobres. Eso ustedes y nadie más». Y miraban al mismo tiempo con maliciosa complacencia sus trajes y sus joyas, de igual valía que los de sus rivales.
Te repito que es una mala muchacha, y si hoy encuentro a Castilla le daré un abrazo, de todo corazón. Y tú serás también un cobarde y un desdichado. Ya te ha mareado. El diablo debiera llevársela. Se quedaron callados, Julio quiso despedirse. Lucía, acercándose, le retuvo, mientras parecían sus ojos preguntar a uno y a otro: "¿Y cómo han arreglado el asunto estos dos rivales?"
Vos tendríais por esforzado campeón al que en un solo día venciese á siete poderosos rivales. Pues ¿qué me decís del justo que ataque, venza y subyugue á esos otros siete y más poderosos enemigos del alma, los pecados capitales, con algunos de los cuales ha de durar su lucha años enteros?
El dilema es inevitable: ser comido lentamente por los frailes, los derviches, los bonzos, con elevada mortalidad y miseria grande, para ser luego despojado o absorbido de golpe por los rivales o levantarse y andar como ellos.
Sus corvas se doblaron, y cayó desvanecido en brazos de las personas que le acompañaban. Extendieron el cuerpo del suicida sobre el muelle mientras llegaba el juzgado. Aquel espectáculo tenía profundamente impresionados a todos los circunstantes, entre los que se hallaban personas de los dos bandos rivales.
En la porción moderna se ven las espléndidas calles dignas ó rivales de la mejor capital europea, los grandiosos edificios, los hoteles que parecen palacios, los suntuosos cafés y almacenes de lujo y modas, las magníficos paseos sombreados por arboledas, las elegantes fuentes y las limpias y bellas plazas.
La apetitosa Honorina, vista por Chermidy, rudo lobo de mar, fue la preferida por su candor, y aquella oveja recalcitrante pasó a su poder bajo las barbas de sus rivales. »Su buena suerte, que hubiese podido darle muchos enemigos, no perjudicó en lo más mínimo su porvenir. Aunque vivía apartado, solo con su mujer, en una quinta aislada, obtuvo un bonito embarque, que no había pedido.
Creyendo siempre que sus adversarios y hasta sus parientes le tienden lazos traidores para perderlo, intenta asegurar su vida matando á sus enemigos; la sangre de sus rivales ha de derramarse para llevar á ejecución sus intrigas amorosas, y otras veces, al contrario, se empeña en proteger á los reos condenados por el asistente.
Si en Madrid era uno de tantos, en Vetusta no podía temer a más de cinco o seis rivales importadores de semejantes maneras. En los meses de vacaciones aprovechaba el tiempo buscando el trato de las familias ricas o nobles de Vetusta.
Palabra del Dia
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