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Actualizado: 6 de octubre de 2025


No estaba sin embargo muy atrasado respecto á ideas y adelantos modernos; su fortuna le proporcionaba todos los libros y revistas que la previa censura no conseguía detener.

Si podemos serles útiles en nuestra modesta especialidad, ponemos en ello todo nuestro esmero... Espectáculos de salón, revistas, pantomimas, canciones... todo lo que divierte é interesa al espíritu... Pero permítanme que les entregue unos prospectos de la casa... Marenval y Tragomer salieron con las manos llenas de papeles y llevándose la fotografía.

A veces, Antonieta, en sus momentos de cólera, tenía franquezas que asustaban al doctor. «Soy tu mujer y he de serte fiel, como manda la Santa Madre Iglesia: pero te quiero poco, lo confieso.... ¡Ay, Luis! ¡Cómo te amaría si echases á rodar todos esos libros y fueses á la Iglesia como van las personas decentes!».... Con gran frecuencia notaba en su despacho la desaparición de revistas y libros, que tal vez estarían en manos de cualquier confesor curioso que desde lejos espiaba sus acciones.

Ora excitado yo á dar mi parecer sobre flamantes producciones literarias, ora movido é inspirado por los tristes acontecimientos políticos de nuestros días, he escrito y esparcido, por revistas y periódicos diarios, lo que aquí va reunido.

Hubo de volverse loco porque le dijeron que aún mamaba. ¡Disparate! El no mamaba sino del presupuesto. Antoñito, que era el filósofo, empleaba las horas de oficina en hacer revistas musicales para un periódico de teatros. La Filosofía y la Música tienen un alma de diez y nueve años, una afinidad que parece parentesco. Son dos cuerdas distintas del laúd de la tontería.

Allá en la redacción, donde pasaba la noche, hablaban horas enteras de tales cosas, sin que él se esforzase por retener en su memoria una sola palabra, abstraído en la lectura de periódicos y revistas. ¿Cómo podían interesar a nadie tales futilidades?... Pero con el deseo de agradar a aquel buen amigo que le trataba con cierto respeto por escribir en los papeles públicos, hizo un esfuerzo y contestó, sin saber ciertamente lo que decía: , creo que el gobierno va a caer.

Comenzó á vestirse el doctor, después de largos desperezos y una rebusca lenta de sus ropas, entre los libros y revistas que, desbordándose de los estantes de la inmediata habitación, se extendían por su dormitorio de hombre solo.

Hasta en esto admiraba doña Cristina el talento y la virtud de los Padres. ¡Si todos los teatros fuesen como aquél, podrían asistir sin miedo las madres cristianas! La música era de las zarzuelillas y revistas en boga: pero en la letra está el pecado, y las palabras eran de ciertos Padres aficionados á la versificación. La mujer estaba excluida de todas las obras.

Entonces leí muchos versos de Justo Sierra, las crónicas teatrales de Peredo, y las revistas que Altamirano escribía en «El Siglo XIX» y en «La Revista de México». No olvido ni olvidaré jamás el interés con que devoré algunos trabajos literarios publicados en aquellos días.

Había muchas señoras que iban a visitarla, sólo por enterarse de su tocado casero. Gonzalo, al verla enfrascada en la lectura de las revistas de salones, al oir describir, como si lo hubiera visto, un baile en Palacio, exclamaba riendo: «¿Sabes cómo se llama en medicina esa manía tuya?... Delirio de grandezas». Ella se enojaba.

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