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Actualizado: 7 de julio de 2025
Cuando Pascal, segun cuentan, veia un abismo á su lado, bien sabia que en realidad no era así; mas no dejaba de recibir la misma sensacion que si hubiese habido el tal abismo, y no alcanzaba á vencer la ilusion por mas que se esforzase. Este fenómeno se verifica muy á menudo, y no se hace nada extraño á los que tienen algunas nociones sobre semejantes materias. Maniáticos y ensimismados.
El marqués hizo un gesto como si se esforzase por comprender el sentido de tales palabras. Ignoro lo que quieres decir dijo con voz sombría ; pero piensa que hablas de mi mujer. No olvides que lleva mi nombre. ¡Y yo la amo tanto!... Después quedaron los dos en silencio. Según transcurrían los minutos parecía agrandarse la separación entre ambos.
En realidad, aquella casa ya no era suya. Por mucho que la esposa se esforzase, siempre se interpondría entre ambos el irremediable pasado. Su destino era vivir en un buque, pasar el resto de sus días sobre las olas, como el capitán maldito de la leyenda holandesa, hasta que viniese á redimirle una virgen pálida envuelta en velos negros: la muerte.
Allá en la redacción, donde pasaba la noche, hablaban horas enteras de tales cosas, sin que él se esforzase por retener en su memoria una sola palabra, abstraído en la lectura de periódicos y revistas. ¿Cómo podían interesar a nadie tales futilidades?... Pero con el deseo de agradar a aquel buen amigo que le trataba con cierto respeto por escribir en los papeles públicos, hizo un esfuerzo y contestó, sin saber ciertamente lo que decía: Sí, creo que el gobierno va a caer.
La madre no sabía mas que llorar, metida en un ángulo del cuarto, encogida, apelotonada, pequeña como una niña, como si se esforzase por anularse y desaparecer.
Pero aunque Velázquez se esforzase en ocultarlo y Soledad nada hiciese para ponerlo de manifiesto, el cambio operado en sus relaciones no era ya un secreto para nadie. Los amigos murmuraban, se hacían guiños cuando observaban algún signo de sumisión, se comunicaban sonriendo los descubrimientos que iban haciendo.
Ya no tenía dinero para salir de apuros; sólo contaba con lo que produjesen los campos. Y completamente solo, ocultando á la familia su situación, teniendo que sonreir cuando estaba entre su mujer y sus hijas, las cuales le recomendaban que no se esforzase tanto, el pobre Barret se entregó á la más disparatada locura del trabajo. Olvidó el sueño.
Palabra del Dia
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