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Actualizado: 26 de junio de 2025
Como ya no quedaban armas explosivas, y las que se habían salvado de la destrucción resultaban inútiles gracias á los «rayos negros», no fué difícil evitar la reproducción de los exterminios humanos. No habiendo ya ejércitos de hombres, era imposible que resucitase la guerra. He olvidado decirle que sobre el mar ocurrió lo mismo que en las ciudades.
Los hombres tardan siglos en conocer las fuerzas recientes que los mueven; han de transcurrir varias generaciones para que un día lleguen a enterarse de que son completamente distintos de como fueron sus abuelos... Si resucitase un romano de los dos primeros siglos de nuestra era y le preguntásemos qué se hablaba en su tiempo de los cristianos, nos miraría con extrañeza.
Con lo cual al punto se desaparecieron de sus ojos, se acabó la visión y Lucas Xarupá, ó por mejor decir, su alma, volviendo á entrar en su cuerpo como si despertase de un profundo sueño, ó como él decía, como si resucitase, su primera diligencia fué hacer llamar al dueño del rosario, y pidiéndole perdón de la injuria, luego en aquel punto se vió libre de la fiebre que aún duraba.
De este modo, sin que yo pretenda igualar las producciones al compararlas, fray Luis de León imita á Horacio en La vida del campo, y compone una oda que Horacio ni siquiera entendería, si sabiendo bien el español resucitase.
Aunque vestía a la última moda, con minuciosa corrección, repitiendo los gestos y frases aprendidos durante un año de gran vida europea, este gentleman de tez amarillenta se ponía de color de ladrillo y le brillaban los ojos siempre que giraba la conversación sobre actos de valor, y escenas de muerte, como si resucitase en su sangre la acometividad de los abuelos españoles y de los abuelos indígenas, entreverados en luengos siglos de peleas.
A cambio de su propia vida, pedía él que resucitase un instante, el tiempo preciso para besarla, para que partiese con el convencimiento de que la amaba, para salvar su cuerpo adorado de la odiosa profanación. Tardó unas dos semanas en volver a Madrid. Una mañana que entró en la villa, vio de lejos a Nogueras camino de San Carlos, y sintió la necesidad de hablarle.
Es, pues, el caso que él estuvo quince días en casa muy sosegado, sin dar muestras de querer segundar sus primeros devaneos, en los cuales días pasó graciosísimos cuentos con sus dos compadres el cura y el barbero, sobre que él decía que la cosa de que más necesidad tenía el mundo era de caballeros andantes y de que en él se resucitase la caballería andantesca.
Si hoy admiramos las oraciones de Cicerón, cierto es también, que si Cicerón resucitase y repitiese una de aquellas en el teatro complutense, cansaría á todos hasta el extremo, porque es conforme á la naturaleza de las cosas que las antiguas invenciones aburran, y que lo nuevo, si es también natural, agrade.
El buen Pinzón, arreglador de las famosas carabelas, se santiguaría con un asombro de marino devoto si resucitase en este buque y viese sus brujerías. Y él y los grandes navegantes de su tiempo, que avanzaron con los ojos en la brújula, podían reírse a su vez de los nautas fenicios, griegos y cartagineses, que no osaban perder de vista las montañas.
Tal vez Felipe II, si resucitase y reinase de nuevo en España, él, tan identificado con el espíritu nacional y con el pensamiento nacional de entonces, sería hoy no menos cominero y desconfiado y no menos engorroso que ya lo fue; pero dejándose llevar de la corriente de los tiempos, lejos de ser fanático, sería librepensador, aunque con disimulo, con firmeza, y procuraría por diferentes orientaciones, como se dice ahora, aquel engrandecimiento y aquella prosperidad de sus Estados que sin duda procuró cuando reinaba por vez primera.
Palabra del Dia
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