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Actualizado: 12 de julio de 2025


Al escuchar su voz, volvió a sentir el joven cortesano el mismo estremecimiento amoroso que le había acometido algunos minutos antes en el castañar. Una emoción deliciosa, una esperanza tentadora de placer sacudió su cuerpo de los pies a la cabeza, arrollando y confundiendo como ola poderosa todos los restantes sentimientos. No quedó más que un deseo.

Pero como buenos chicos que éramos nos conformamos, supliendo los dos tercios restantes con la substancia moral del entusiasmo. Pero, Sr. de Santorcaz pregunté a mi compañero, cuando, con el agua al estribo, vadeábamos el Guadalquivir , ¿nos quiere usted decir por qué no se nos ha llevado adelante? ¿Por qué después de esta victoria desandamos lo andado?

No es para descrita la pesadumbre del coronel Roberto al descubrir en la cara blanca de uno de estos cuadritos, que llegó a sus manos con la ropa blanca de la semana, la cuenta de su lavandero, y al adquirir el convencimiento de que los restantes trozos de la carta circulaban por igual método entre los clientes del lavadero chino de Fiddletown.

A Bonifacio aquel día con las glorias se le fueron las memorias; entregó cinco mil reales a Mochi, guardó los mil restantes con el presentimiento de no sabía qué gastos extraordinarios que tendrían que sobrevenir, y se dejó asfixiar moralmente, como él decía luego, por el incienso con que el tenor le pagó, por lo pronto, su generosidad caballeresca.

Sin embargo, el fuego de la imaginación del autor es aquí juvenil, encontrándose pocas faltas, de las que se hallan en las restantes comedias de los últimos años de su vida; como afirma muy acertadamente V. Schmidt, parece que la luz de su poesía, antes de extinguirse, brilla por última vez clara y vigorosa.

Allí, sin desatarle las ligaduras de las manos, le hicieron arrimarse a la tapia: el infeliz dijo algunas palabras, pero Pateta y su camarada no pudieron oírle. Obedeciendo a las voces de mando que dio el oficial, avanzaron cinco números y, colocados a unos cuantos pasos del desdichado, le apuntaron dos a la cabeza y los tres restantes al pecho.

Todos aquellos hombres, al saltar en tierra, me miraron. Particularmente uno, joven y buen mozo, que llevaba banda de seda sobre la coraza, me miró con más fijeza que los otros, y se detuvo. Los restantes se encaminaron á la aldea, y los marineros se pusieron á llenar de agua unos barriles que traían en la lancha, en una fuente que había en la playa.

La ascensión de Jesucristo, que al son de timbales y trompetas se representa en la escena, cierra el auto. Las tres clases restantes de dramas de Gil Vicente contienen las piezas profanas, divididas en comedias, tragicomedias y farsas. Sería difícil señalar las razones fundamentales, que han servido para clasificar sus distintas obras en ésta ó aquélla categoría.

El padre, algún tiempo antes de morir, había conseguido que le diesen una plaza de organista en una de las iglesias de Madrid, retribuida con catorce reales diarios: no era bastante, como se comprende, para sostener una casa abierta, por modesta que fuese ; así que, pasados los primeros quince días, nuestro ciego vendió por algunos cuartos, muy pocos por cierto, el humilde ajuar de su morada, despidió a la criada y se fue de pupilo a una casa de huéspedes pagando ocho reales; los seis restantes le bastaban para atender a las demás necesidades.

Emplee usted esos dos mil reales en amparar otra desdicha, y los mil restantes guárdelos usted para dárselos doce a doce duros a la señora Adela: hay para cuatro meses; dentro de cuatro meses ganaré una peseta, que era cuanto deseaba. Con que... no hablemos más. Ahí se queda eso. Tengo que comer y estar a las tres en el taller. Y escapaba. Espera, la dije, ¿no quieres tener nada mío?

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