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No moleste usted más a la señora dijo el viajero terciando muy a tiempo, que ya empezaban a rodar por las mejillas de Lucía lagrimones como avellanas . ¡So desatento! prosiguió con cólera , ¿no ve usted que ha ocurrido a esta señora un suceso que no podía prever? Ea, márchese usted, o por mi nombre.... Ya ve usted, caballero, que tenemos nuestra obligación... nuestra responsabilidad....

Una guerra deplorable, por un lado, cuyo término no se entrevó aún, ha llevado la desolación a las costas del Pacífico hasta el Ecuador. La patria de Olmedo es hoy el teatro de una de esas interminables guerras civiles cuya responsabilidad solidaria arroja el espíritu europeo sobre la América entera.

Al llegar aquí Juan se asustó, creyendo que se le había ido un poco la lengua, y cayó en la cuenta de que si Fortunata era como él decía, si no tenía complexión viciosa, mayor, mucho mayor era la responsabilidad de él por haberla perdido. Jacinta hubo de pensar esto mismo, y no tardó en manifestárselo. Pero el prestidigitador acudió a defender la suerte con la presteza de su flexible ingenio.

Desde el instante en que la mercancía entra al depósito en el Dock, queda avaluada por peritos, asegurada y bajo la responsabilidad de los empresarios del mismo Dock.

Hasta este momento Rodríguez y Las Heras han estado echando los cimientos ordinarios de los Gobiernos libres. Ley de olvido, seguridad individual, respeto a la propiedad, responsabilidad de la autoridad, equilibrio de los poderes, educación pública; todo, en fin, se cimenta y constituye pacíficamente.

Y ni podía dejar de hacerlo, ni discutía lo inevitable, ni intentaba atenuar su responsabilidad, porque esta no la veía muy clara, y aunque la viese, era persona tan firme en su dirección, que no se detenía ante ninguna consecuencia, y se conformaba, tal era su idea, con ir al infierno.

No, porque... ellos no sospechaban nada, no escaparían, no había miedo. Silencio y disimulo, esto hacía falta ahora. Y reflexionar mucho. Cualquier cosa que hiciera ¡iba a ser tan grave!». Le acongojaba la idea de la inmensa responsabilidad de sus próximos actos.

Nos consolamos pensando en que los Bolívar son raros, y en que, si ninguno de nosotros lo era, no había motivos plausibles para imponernos la responsabilidad de esa omisión.

Este momento creía yo que se debía aprovechar para atravesar la barra; pero los hombres estaban rendidos. Yo empecé a ver la cosa mal; los hombres se encontraban jadeantes, demasiado cansados para hacer un esfuerzo verdadero y eficaz. Nuestra inquietud iba en aumento; la moral de nuestros remeros desfallecía. A me sostenía la idea de la responsabilidad.

El delantero, ordinariamente bromista, alegre y revoltoso, manejaba el badajo de la Wamba con una seriedad de arúspice de buena fe. Cuando posaba para la hora del coro así se decía Bismarck sentía en algo de la dignidad y la responsabilidad de un reloj.