Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 10 de septiembre de 2025


¡Ah! ¿No es superiora? respondí distraídamente, no dudando que en aquel cambio alguna parte había tenido el bailoteo de Marmolejo. No, señor; hoy es la última de las hermanas. Pase usted. ¡Arrea! dije para mis adentros, cruzando por delante y metiéndome por la primera puerta que hallé. Phs, phs... Por ahí no; por esta otra puerta.

Esto se llama generosidad; no es el primer caso que se encuentra en mi vida. En celebración de paz, acabemos esta botella. Al frenesí que antes había yo sentido sucedió un entorpecimiento y oscuridad tal de mis facultades intelectuales, que no supe qué responder a lord Gray, ni realmente le respondí nada.

Cubrí de besos aquella mano que estrechaba la mía con una presión todavía muy débil, y le respondí desde el fondo de mi corazón: ¿A quién he de querer en este mundo sino a ti?

Preguntóme luego con no ménos amor, si sabia porque estaba allí. Respondí al varon santo, que sin duda por mis pecados. Eso es, hijo mió: ¿pero por qué pecados? habladme sin rezelo. Por mas que me mataba, no atinaba, hasta que la caridad del piadoso inquisidor me dió alguna luz.

Pero, ¡qué temporal, querida Marianela, qué temporal hemos corrido!... Una vez liquidadas todas las deudas, nos quedó, como te digo, la estancia vieja y unos trescientos mil pesos. Y entonces me dijo Ricardo: «¿ te atreves a enterrarte unos cuantos años en «Los Carpinchos?» «Yo me entierro contigo en el fin del mundo» le respondí. Gran abrazo.

Porque en Colon, respondí yo, lo mismo se halla la ciencia austera y convencida que nos demuestra una verdad, como la afortunada inspiracion del que inventa, como la idealidad poética del que adivina, como la hábil diligencia del que ejecuta, como la valentía del que pelea, como el instinto del que organiza.

Usted me hace justicia sin duda y alaba la prudencia de mi proceder. Seguramente, señora respondí con afectación y pedantería ¿qué cosa más sabia, ni más prudente puede haber que prohibir en absoluto a las niñas toda conversación, diálogo, mirada o seña con hombre que no sea su confesor? ¡Oh, señora condesa, parece que ha adivinado usted mi pensamiento!

Avergonzada y confusa caí sobre el banco, ocultando el rostro entre las manos, no sin haber entrevisto la fisonomía del cura, cuyo aspecto, a la vez estupefacto, espantado y encantado, ha vuelto después muchas veces a mi mente. Querida Reina murmuró Pablo a mi oído; si hubiese conocido antes vuestro secreto, no hubiera permanecido lejos tanto tiempo. Yo no respondí, porque lloraba.

¿Entonces es un secreto muy importante? preguntó Bayle. Sumamente importante respondí. Es un asunto reservado que ha sido puesto en mis manos, y que estoy obligado a resolver. Me temo que nunca pueda conseguirlo, salvo que exista la clave, como ya le he dicho. Es demasiado difícil para que yo trate de hacerlo.

Por lo tanto, corrí atropelladamente al «Londón Brasilian Bank». Allí arrojé por el enrejado un cheque sobre el «Banco de Inglaterra», de mil libras, gritando esta deliciosa palabra: ¡En oro! Un cajero me respondió con dulzura: Tal vez le fuese más cómodo en billetes... Respondí sécamente: ¡En oro! Llené mis bolsillos; y en la calle tomé un coche.

Palabra del Dia

plástico

Otros Mirando