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Actualizado: 29 de junio de 2025


Los argentinos, antes de asociarse a los franceses habían exigido declaraciones públicas de parte de los bloqueadores de respetar el territorio argentino, y las habían obtenido solemnes.

Jamás su corazón de mujer tuvo los pequeños refinamientos de afecto, las delicadas atenciones que Roussel prodigaba á Mauricio. Se hizo amar por su hija adoptiva, pero se hizo más respetar. El nombre de "tía" convenía por su frialdad á las relaciones afectuosas que Herminia tenía con la señorita Guichard: llamarla mamá hubiera sido imposible, porque en realidad era tratada como una sobrina.

Y don Pablo, que no tenía calzones para hacerse respetar, contestaba que eso era muy natural: la juventud necesita expansión, soltura; si se le cierra la puerta, se escapa por la ventana, o por el tejado, el cañón de la chimenea o el ojo de la llave; la cuerda que se ha mantenido tirante al joven, el viejo se encarga de aflojarla más tarde, y es peor, muchísimo peor.

De todos modos, le decía una voz interior, la falta de la generala no puede excusar la tuya; si todos se echasen la misma cuenta, el mundo no sería más que un hato de pícaros; además, él estaba en peor caso que los otros porque tenía con la generala cierto parentesco espiritual formado por la diferencia de edad y por las relaciones especiales que habían mediado entre ellos; el general, por otra parte, había sido el amigo y el compañero de su padre, y nadie estaba tan obligado como el hijo del brigadier Rivera a respetar su honor y sus canas.

Poco a poco los muchachos se habían ido acercando a las muchachas, y sin respetar lo sagrado del recinto ni hacer caso de las cruces severas colgadas de los muros, comenzaban a decirse cositas más o menos picarescas al oído: ¿Cuándo sigue usted el ejemplo, Fulanita? La verdad es que si todas ustedes hiciesen lo mismo, ¡qué sería de nosotros! Pues no dejaría usted de estar linda con el hábito.

En medio del océano, las bahías, la laguna y el cerro de la Popa, vegeta Cartagena, como un náufrago que vacila entre los abismos del mar y la soledad del desierto que limita un continente. ¡Qué de recuerdos allí! ¡qué sublime pobreza! ¡gloriosa mendicidad de una reina caida que se hace respetar por lo que fué, y admirar por la majestad de su dolor!

He vuelto y no he vuelto.... Quiero decir... ha habido escarceos... explicaciones... treguas... promesas de respetar... lo que esa grandísima tunanta no quiere que le respeten... en suma: ella está picada porque yo prefiero la tranquilidad de mi hogar, la pureza de mi lecho, de mi tálamo... como si dijéramos, a la satisfacción de efímeros placeres.... ¿Me entiende usted?

El mar, que dió comienzo á la vida sobre nuestro globo, sería todavía su benéfica nodriza si el hombre supiese respetar siquiera el orden que allí reina y se abstuviese de perturbarle.

Las libertades municipales y el individualismo fecundo han hecho á esos pueblos laboriosos, reflexivos en todo, celosos de hacer respetar el derecho, íntegros y severos en el cumplimiento de todo compromiso.

Sobre su mesa y bajo su mano, el reglamento disciplinario del Instituto adquiría todo el color de las terribles Ordenanzas de mar. ¡Ay del que infringiera sus bases! Así se hacía respetar. Su mayor deleite era enseñar lo mucho que él sabía, estudiar para saber más, y dar un estrecho abrazo, á vuelta de viaje, á un discípulo suyo. Así se hacía querer.

Palabra del Dia

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