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Actualizado: 21 de octubre de 2025


En tal caso exagera ó disminuye, echa mano de colores halagüeños ó repugnantes, busca explicaciones favorables apelando á causas imaginarias, y señalando efectos soñados: pero el hecho está allí; y los esfuerzos del escritor apasionado ó de mala fe, no hacen mas que llamar la atencion del avisado lector para que fije la vista con atencion en lo que hay, y no vea ni mas ni ménos de lo que hay.

Si aquí vivieras algun tiempo, le contesta: si aquí perdieras ese gusto extranjero que te presenta como repugnantes los hábitos de esta sociedad, acabarias por asistir á estos espectáculos y por recrearte como nosotros. Tampoco me convence esta prueba. En una ocasion padecí vigilias, hasta el punto de estar diez y siete dias sin dormir un instante.

De una de estas uniones nació Felisa que pudo ser el consuelo de su madre; pero el marido la dio a criar en tierra extraña, y al cabo de unos cuantos meses dijo que había muerto. Por último, aquel malvado reprodujo con caracteres más repugnantes la tradición o leyenda de la mujer de Candaules, y una noche, cenando con tres amigos, subastó entre ellos a su esposa.

¡La miseria, la mala bestia negra! ¡Cómo arañaba la carne! ¡Qué inspiraciones repugnantes soplaba en el oído!... Algunas veces, los ojos de Maltrana vagaban con sombría interrogación por las habitaciones del hermano Vicente. Ahora eran las mejores de la casa: estaban llenas de algo; mientras las suyas mostraban un espantable vacío.

El estudio frenológico á que se presta la Cámara de los horrores es muy interesante como auxiliar de la fecunda ciencia de la legislacion penal. Al ver todas esas fisonomías repugnantes, no puede uno menos que sentir la conmocion nerviosa que acompaña al miedo y al espanto. ¡Qué coleccion de cráneos!

¿Por qué te perfumas? protestaba ella, como si percibiese los más repugnantes hedores . Es una cosa indigna de ti... Yo quiero que huelas a toro, que huelas a caballo... ¡Qué olores tan ricos! ¿No te gustan?... ¡Di que , Juanín, bestia de Dios, animal mío! Gallardo, una noche, en la dulce penumbra del dormitorio de doña Sol, sintió cierto miedo oyéndola hablar y viendo sus ojos.

Conocía ya su estado moral, pues el secretario se lo había descrito claramente; pero ¿cuál sería su estado físico? ¿Cómo habría soportado la terrible prueba de la vida común con tantos bandidos? ¿Qué habría sido, después de dos años, del hermoso Freneuse? ¿Habría persistido el vigor en aquel cuerpo sometido á repugnantes trabajos, á privaciones de alimento y á un clima mortífero? ¿No le habría minado y destruído la pena? ¿Llegaría á tiempo la salvación?

Persona que merece mi confianza; y la señora hará el favor de llamar a su pupila para que diga en concreto la verdad. Salió doña Rebeca como un cohete, y en cuanto echó a Carmen la vista encima, le echó también los brazos al cuello. La muchacha, horrorizada, iba a pedir socorro, cuando se sintió halagada y besada con besos húmedos y repugnantes.

Entonces vendría la lujuria del cariño, el no dormir para velarle, el contar los minutos para darle a su tiempo los remedios, el espiar el hervor de su respiración y el ardor de la frente y la transpiración de la piel; y los bajos oficios que a otras personas fueran repugnantes y que ella haría gozosa saboreando su triste y voluntaria servidumbre. Le amaba mucho, pero aún le quería más.

Nuestras más caras ilusiones, el amor conyugal, el amor filial son «imágenes de oro bullidoras», como dice Espronceda, que brillan mientras la luz del sol las hiere, pero así que ésta empieza a faltarles se vuelven fantasmas repugnantes, hijos legítimos del pérfido destino, como aquella hermosa doncella que el moro Ferragut, en el poema del obispo Valbuena, tenía entre sus brazos y al caerse la vela vio transformada a la luz de la luna en una flaca vieja con el rostro lleno de verrugas...

Palabra del Dia

amitié

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