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Actualizado: 16 de noviembre de 2025
Entre mis más antiguos clientes cuento, señor, á un honrado comerciante retirado, poco ha, de los negocios, que vive holgadamente en compañía de una hija única, á la que adora como es natural, y que goza de una aurea mediocritas que avalúo en veinticinco mil libras de renta.
No veía más que una cosa en el mundo: los cincuenta mil francos de renta. En su aturdimiento llegó hasta a hablar a la duquesa de los peligros que corría y de su vida amenazada. Pero esta revelación resbaló sobre su corazón sin herirlo.
Se detuvo aquí don Antolín, rascándose la cabeza por debajo del bonete. Vería de arañar algo de los fondos de la Obrería; si no era posible en el primer momento, por estar flaca y escurrida la renta de la Primada, ya se proveería más adelante. Y aguardó con mirada ansiosa la respuesta de Gabriel.
Y aquí salta una observación, que merece ser expresada, es a saber: que casi ninguno de los hombres que han influido poderosamente sobre sus semejantes o han dado impulso y dirección al progreso dispusieron de grandes bienes de fortuna. Después de traspasar la tienda al primero y único de sus dependientes, sólo poseía en valores del Estado una renta de ocho a diez mil pesetas.
Para mí lo mismo son cien mil libras de renta que cien cuartos, mi querido señor... Pero no se trata de mí, sino de mi hija... yo no puedo darla á un albañil. ¿No es así? A mí me habría gustado ser la mujer de un obrero, pero lo que habría hecho mi felicidad, es probable que no haga la de mi hija. Y al casarla, debo consultar las ideas generalmente recibidas, no las mías.
Si se hubiese tenido presente lo dicho y documentos citados, acaso la reforma se hubiera hecho en otro sentido, y como exijian las necesidades de la renta, sin gravarla de una manera tan fuerte como se hizo. Por conclusion no debe omitirse traer á este lugar otra reflexion de no menor peso para el fin que motivan estas observaciones.
No he rehusado la renta contestó la joven con soltura, sin dejar de mirar el juego ; lo que he rehusado ha sido al que la posee. Ha hecho bien dijo el general : cada cual debe casarse en su país. Este es el modo de no exponerse a tomar gato por liebre. Bien hecho añadió la marquesa . ¡Un protestante! Dios nos libre. ¿Y qué decís vos, condesa? preguntó el duque.
Te pido, pues, hijo mío, que te procures informaciones serias sobre esa cristalería que representará una parte importante de la renta de ustedes. Puede usted estar tranquila, madre; un matrimonio mediocre no me convendría, y aunque María Teresa sea bastante seductora para justificar una conducta irreflexible, seré circunspecto.
Esta democracia... dijo con un desdén exasperado, esta democracia es audaz en extremo... ¿Creerá usted, señora, que un teniente de infantería... sin apellido... casi sin fortuna... mil doscientos pesos de renta ¿qué es eso? se atreve a levantar los ojos hasta mi hija? Audaz es en efecto dijo la abuela en tono de broma. Un gusano de la tierra enamorado de una estrella...
Se necesita mucho corazón para cargar con una mujer sin otra renta que la aguja y que lleva tras sí el bagaje de una amiga vieja y enferma. Juanito estuvo a punto de gritar que ese valiente era él; pero, por su desgracia, se detuvo.
Palabra del Dia
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