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Actualizado: 10 de junio de 2025


Gallardo se regocijaba con este relato, especialmente al llegar al último punto. ¡Así!... ¡haces bien! decía con una alegría salvaje . ¡Duro con esas gachís! las conoses. Así te querrán más. Lo peó que le pué pasar a un cristiano es achicarse con ciertas mujeres. El hombre debe haserse respetá.

Nos casamos... ¿Pues creerás que al mes de casados, viene el primo a Madrid y empieza a hacerme la corte por lo fino?». Fortunata parecía que estaba oyendo leer el relato más novelesco, según el interés y asombro que mostraba. «Pues verás. Fenelón era un bendito; de estos que juzgan a todo el mundo por mismos, y que no ven el mal aunque se lo cuelguen de la nariz.

Cordelia es el primer amor de este adolescente que delira. El episodio recuerda, hasta en el tono, un relato de Heine: aquella estatua feminizada por el musgo que el futuro poeta de los lieder iba a besar, con una oscura congoja de Werther bisoño, en un rincón del parque familiar.

Al referir esto, Elvira tenía los ojos nublados por lágrimas de ira. Yo no me atreví a interrumpir su relato, y ella siguió: Si, chico, de aquella noche datan todas las barbaridades que he hecho en mi vida... y las que me quedan.

No, no te la quites...». «Pero Señora, por amor de Dios...». «No, déjala. Es tuya por derecho de conquista. ¡Es que tienes un cuerpo...! Úsala en mi nombre, y no se hable más de ello». De esta manera tan gallarda obsequiaba a sus amigas la graciosa soberana... Faltó poco para que a mi buen Thiers se le saltaran las lágrimas oyendo el bien contado relato.

Suspiró Margarita, y callose como tomando descanso, aunque tan al principio de su historia se encontraba. Oídola había atentamente doña Guiomar, y cuando hizo pausa en su relato, aprovechando la ocasión, la dijo: ¿Y Gaspar decís que se llamaba ese vuestro primer enamorado, amiga mía, y que de Castilla era y de Vitigudino? Si que así es, respondió Margarita.

El príncipe se inquieta, adivinando que le va á describir con toda clase de detalles la combinación del portugués, que ya considera suya. Pero el pianista mira hacia el Casino, balbucea, y acaba por interrumpir su relato. Alguien se aproxima, y él sólo quiere hacer partícipe de su secreto al príncipe.

Por complacer á su padre había hecho el relato ante el senador, ante Argensola y Tchernoff en su estudio, ante otros amigos de la familia que habían venido á verle... No podía más. Y era el padre el que acometía la narración por su propia cuenta, dándole el relieve y los detalles de un hecho visto con sus propios ojos.

A través de su relato pintoresco, frívolo, lleno de travesuras y de risas, recuerdo el duro camino que el autor de «Fernanda» ha recorrido antes de llegar á tan alto.

Vió también á su tío el Tritón lo mismo que cuando le escuchaba siendo pequeño en el puerto de Valencia. Recordó su relato de cierta noche de orgía egipcia en un cafetucho de Alejandría, donde tuvo que «pinchar» á un hombre para abrirse paso.

Palabra del Dia

rigoleto

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