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Actualizado: 23 de junio de 2025


No todas las historias que yo refiero han de ocurrir en Villabermeja. Hoy he de contar una muy interesante ocurrida, pocos años ha, en otro lugar cercano, que llamaremos Villafría, reservando para mayores cosas su verdadero nombre.

JESSY. ¡Oh! ¡Mamá es muy correcta...! ¡Nunca se llevó mal con las buenas costumbres...! Yo también era correctísima. Poseo todos mis certificados y hubiera podido ser institutriz, como Blanquita... ¿Sabe usted a qué Blanquita me refiero...? TALMA. A la heroína del señor Brieux. Le aconsejo a usted la escena del acto tercero. JESSY. Ya es demasiado tarde.

Pero muy bien á qué me refiero cuando pronuncio la palabra sol, y así me será fácil explicar lo que con ella significo. ¿Qué es el sol? no lo . ¿Qué entiende V. por la palabra sol? Ese astro cuya presencia nos trae el dia, y cuya desaparicion produce la noche. Esto me lleva naturalmente á las palabras mal definidas. Palabras mal definidas. Exámen de la palabra igualdad.

No una colonización como la seguida por civilizado país de Europa en vecina próxima de las Filipinas; me refiero á Holanda y Java.

Mariano Moreno Licenciado, D. Justo José Nuñez, Escribano público y de Cabildo. Concuerda con sus originales que existen en el archivo de este Exmo. Cabildo, á que en lo necesario me refiero. Y de mandato de dicho Exmo. Cabildo, autorizo, signo y firmo el presente, en Buenos Aires, á 2 de Octubre de 1810. Licenciado, Justo José Nuñez, Escribano público y de Cabildo.

En eso, todas nuestras repúblicas se parecen, pero ninguna ultrapasa la de los buenos yanquis. El prurito de la aristocracia es curioso entre ellos. No hablo del Sur, donde se conserva aún la tradición de la aristocracia de raza; me refiero al Norte, a ese mundo de financistas, industriales y comerciantes.

En veinticuatro horas han dicho adiós á sus vetustos paredones dos de los tres hombres que había en todo el convento. Porque hace tiempo que te conozco, Roger amigo, y á pesar de tu carita de muñeca llegaras á ser todo un hombre. El otro á quien me refiero es el buen abad.

Lo que le refiero a usted duró casi dos meses; pasados que fueron, al otro día el que le di un adiós verdaderamente fúnebre, los salones fueron clausurados y desaparecido el retrato quedé más solo que nunca. Pasado algún tiempo, recibí una visita de Oliverio. Estaba serio, notaba en él cierto embarazo, algo así como si el peso de un caso de conciencia le pesara en el alma.

No me refiero aquí sólo á los niños, sino á todo el mundo. Esto ocasiona un gasto enorme; y ¿quién lo paga? Los otros obreros que en último resultado son los llamados á sufragar las cargas de la cosa pública. El obrero muere joven, dejando por obligación á sus compañeros mantener á su familia. Mucho más conveniente y económico sería, pues, preservar que curar.

Dejo el sueldo sobre el mostrador, y oigo merci. Me despido, y oigo merci. Los lectores que no me conozcan, creerán que exagero. No diré que esto suceda en todas las tiendas de Paris, pero refiero hechos que me han sucedido, y acerca de los cuales tengo la evidencia de lo que sucede á uno propio. Dios no me salud si miento.

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