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Actualizado: 22 de mayo de 2025
Recorriendo con la memoria sus pasados amores, nada encontraba que se pareciera a la presente realidad.
Romadonga gozaba de todo paseando su mirada serena por los circunstantes, en particular por el sexo femenino, recorriendo los grupos y dejando en cada uno testimonios de su gracia y amabilidad. Al contrario de los jóvenes del comercio que gustaban de vocear, don Laureano lo hacía y lo decía todo con sordina.
Y en el cuarto descrito, habrá de esto unos seis meses, paseándose de rincón á rincón, ó arrellanado en el taburete, de codos sobre el pupitre, recorriendo con la vista las columnas del periódico de la mañana, podrías haber reconocido, honrado lector, al mismo individuo que ya te invitó en otro libro á su reducido estudio, donde los rayos del sol brillaban tan alegremente al través de las ramas de sauce, al costado occidental de la Antigua Mansión.
Del Presbiterio al Coro, y de capilla en capilla, fuí recorriendo el templo y admirando las múltiples bellezas que encierra. Como acontece siempre en los recintos históricos, varios guías se ofrecieron a acompañarme, pero yo los rechacé a todos, deseando saborear a solas tanta obra de arte.
Alrededor de la mesa vio Fortunata como unas seis o siete oficialas, cosiendo, y en un sofá, junto a la ventana apaisada que daba a la calle, estaban dos señoras, examinando a la luz encajes y telas. «Buenos días» dijo la Rubín, deteniéndose un instante y recorriendo con mirada fugaz todas las caras que delante tenía.
Entra en casa como amigo y nada más, etcétera.» Las sonrisas maliciosas y la expresión de reserva que acompañaban a estas respuestas decían bien claro que a las niñas no les disgustaba la broma. Doña Gertrudis se había dormido. Don Mariano y sus prosélitos seguían recorriendo de un cabo a otro el salón, enfrascados en profundas disquisiciones acerca de la baja probable de la propiedad inmueble.
Por fin, a una señal de Tarlein, me levanté, ofrecí mi brazo a la Princesa y recorriendo el salón de uno a otro extremo, la conduje a una habitación contigua, más pequeña, donde nos sirvieron el café. Las damas y caballeros de nuestro séquito se retiraron y quedamos solos. Los balcones de aquella pieza daban a los jardines del palacio. La noche era hermosísima.
Después sacó de las hondas faltriqueras del sobretodo el Indicador de los Caminos de Hierro, y con el dedo índice, fue recorriendo las estaciones del itinerario de viaje. Es de rigor saber de qué boca partió el soplo que encendió la antorcha de aquellas nupcias.
Clementina le escuchaba con atención, recorriendo con la vista los cartones que le ponía delante, dejando escapar algunas palabras, ora de elogio a los matizados insectos, bien de compasión cuando Raimundo llegó a describirle la muerte de su madre. Afectaba desembarazo, distracción.
Ni el vaciarse ni el llenarse puede hacerse sin movimiento de los cuerpos en lo interior de la esfera; y este movimiento no se hace de un cuerpo dentro de otro cuerpo, sino en el espacio: 1.º Porque los cuerpos son impenetrables: 2.º Porque cuando se llena la esfera despues de haber estado vacía, el cuerpo que entra no encuentra otro cuerpo; y el que sale cuando la esfera se vacia, va recorriendo el espacio que abandona, en el cual nada hay sino él, y nada queda en saliendo él.
Palabra del Dia
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