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Actualizado: 10 de noviembre de 2025


Trabajaba como asistenta en las casas más acomodadas del barrio, cosía para las vecinas, correteaba ropas y alhajas en representación de cierta prendera amiga suya y hacía pitillos para los señores, recordando sus habilidades de la juventud, cuando el señor Juan, novio entusiasta y zalamero, venía a esperarla a la salida de la Fábrica de Tabacos.

Salió, pues, ya entrada la noche, dejando á Pascuala el encargo de no apartarse de Clara; y recordando que su tío había hablado de no volver á casa de las Porreñas hasta después de tres días, pensó dirigirse á La Fontana ó á casa del abate. Fué á La Fontana: entró en el cuarto interior, donde se reunían confidencialmente los principales políticos del club, y no lo encontró.

Pero el Marqués, aun subido al palo más alto no llegaba a coger la barquilla del columpio, de modo que pudiera hacer fuerza para descolgarla. Que llamen a Diego... a Bautista... decía la Marquesa. ¡, ; que venga Bautista!... gritaba Obdulia recordando la fuerza del cochero.

En su casa, todo menos eso. Aún temblaba de cólera recordando cómo despidió, dos semanas antes, a un tonelero, un mentecato adulterado por la lectura, al que había sorprendido haciendo alarde de incredulidad ante sus compañeros.

Gracias á sus ahorros, un corredor del puerto le ofreció el embarque sin papeles en tres buques. Uno iba á Egipto, otro á Australia, otro á Montevideo y Buenos Aires; ¿cuál le parecía mejor?... Desnoyers, recordando sus lecturas, quiso consultar el viento y seguir el rumbo que le marcase, como lo había visto hacer á varios héroes de novelas.

Entraron en su cuarto, y sentados uno frente a otro, pasaron un rato recordando los graciosos tipos que en el comedor estaban y los equívocos que allí se decían. Juan hablaba poco y parecía algo inquieto. De repente le entraron ganas de volver abajo. Su mujer se oponía. Disputaron. Por fin Jacinta tuvo que echar la llave a la puerta.

Alguien tuvo la feliz ocurrencia en la casona de mandar que se expalara la cambera del pedregal, en mi obsequio, y a eso debí que la subida por ella no fuera lo que yo me temía, recordando lo que había sido la bajada.

Recordando las palabras que le había oído, exclamé, viéndola alejarse: ¡Feliz el hombre que logre agradarle! ¡Feliz el esposo que ella elija!... Pasó aquel año y el invierno siguiente sin que volviera a ver a Cecilia, pues no voy casi nunca a las reuniones. Al comenzar la primavera de 1833 me aburría soberanamente. ¿Por qué?

La judía de Toledo, de Diamante, presenta el mismo argumento que conocemos ya, recordando Las paces de los reyes, de Lope. «Todas las primeras damas del Teatro Español, dice Signorelli, aprenden para demostrar su talento el papel de La judía de Toledo, de la comedia del mismo título de Diamante.

Pero al cabo de poco rato la niña sintió dos tiernos brazos que la estrechaban contra un pecho palpitante y conmovido por los sollozos desgarradores. ¡No llores, mamá! murmuró Carolina, recordando como en sueños la conversación pasada. No quiero que llores. Creo que me gustaría un nuevo papá si te quisiera mucho... mucho... y me quisiera mucho a .

Palabra del Dia

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