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Actualizado: 27 de junio de 2025
La isla de Nou extendía enfrente de la rada su costa baja orlada de espuma y en el cielo sin nubes se recortaban las agrestes y verdosas cimas de la isla de los Pinos. La bahía estaba animada por el movimiento de las chalupas y de los lanchones conducidos por marineros canacos.
El nombre de mi patria, querido y respetado, fue el origen de la viva simpatía con que se me recibió. Nada impone más la gratitud que el afecto y consideración manifestados por la patria lejana. En el mar Caribe. Mal presagio. El Avila. De nuevo en la Guayra. El hotel Neptuno. Cómo se come y cómo se duerme. Cinco días mortales. La rada de la Guayra. El embarco. Macuto. Una compañía de ópera.
Era, pues, de noche, y el levante que soplaba sobre la costa, erizada de rocas, era un poco más violenta que no lo fue cuando el memorable vendaval de 1797, que hizo naufragar a todas las embarcaciones fondeadas en la rada de Cádiz; todo pereció, personas y buques. Era uno de esos temibles huracanes durante los cuales los marineros se quedan lívidos y creen en Dios.
Porque si comienzo a cavilar en esas cosas, doy en no comer, en no jugar, en no dormir... Esta noche de fijo no pegaría ojo... y después dice el señor de Rada, en latín, que enfermo del cuerpo y que vendré a enfermar del alma.... No quiero acordarme sino de mis juegos, y de mis lecciones; de eso no, padre, porque se me va adelgazando, adelgazando el magín, y me paso horas enteras con las manos cruzadas, sentada, hecha un poste.... El caso es que cuando me da por ahí, se me antoja que ni todos los hombres del mundo juntos valen lo que un novio como me finjo yo al mío... que tampoco está en el mundo, ¡no crea usted! está allá en unos palacios, y en unos jardines muy remotos.... En fin, no sé explicarme; ¿usted comprende?
Tres leguas de esta hay otra, en la cual se puede dar fondo en la inmediacion de un cabo, que los ingleses llaman Galant, que segun estos y los holandeses, es la mejor rada de todo el Estrecho: prueba de ello que se han mantenido anclados la mayor parte del invierno cinco navios, sin haber experimentado la menor incomodidad. Se reconoce en este sitio una isla, y otras dos chicas en su travesia.
Se les calculan más de 2.500 hombres de guerra, dos cañones, 29 lantacas y 117 fusiles é infinidad de armas blancas. Malabang. Próximo á Parang-Parang, á quien se une por un regular camino, situado en una mala rada que no proporciona abrigo alguno á los barcos. El fuerte está emplazado en la misma playa, en la desembocadura de un estero que rodea tres de sus lados.
Lo que aquí nos importa saber es que Morsamor se fue enseguida desde Cantón a Macao, pequeña colonia recién fundada por los portugueses. En la rada de la nueva ciudad, Morsamor halló lo que deseaba y esperaba, según lo había concertado con el piloto Lorenzo Fréitas.
Se desarrollaron paralelamente en Lucía el espíritu y el cuerpo, como dos compañeros de viaje que se dan el brazo para subir las cuestas y andar el mal camino; y ocurrió un donoso caso, que fue que mientras el médico materialista, Vélez de Rada, que asistía al señor Joaquín, se deleitaba en mirar a Lucía, considerando cuán copiosamente circulaba la vida por sus miembros de Cibeles joven, el sabio jesuita, padre Urtazu, se encariñaba con ella a su vez, encontrándole la conciencia clara y diáfana como los cristales de su microscopio: sin que se diesen cuenta de que acaso ambos admiraban en la niña una sola y misma cosa, vista por distinto lado, a saber: la salud perfecta.
Usted conocerá seguramente la ciudad de Brest, cuya rada es magnífica. Al día siguiente de llegar allí, paseaba por los muelles, contemplando la punta del Cuervo y la de los Españoles, la embocadura del río Elhorn, y en el puerto las fragatas, los bricks, los vapores y las largas chalupas de cincuenta remos, tripuladas por los forzados.
Desde Kaipha, en donde arribó el vapor, emprendieron los viajeros á caballo en compañía de la princesa de Hohenlohe, que demostró ser una amazona varonil, una expedición á Jerusalén, pasando por Nazaret y Naplus; después desde Jaffa, en cuya rada insegura no pudo echar el áncora el vapor, volvieron hacia la montaña del Carmelo, en donde debían aguardar un tiempo más favorable á la navegación.
Palabra del Dia
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