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Así que, Sancho, deja ese caballo, o asno, o lo que quisieres que sea, que, como su dueño nos vea alongados de aquí, volverá por él. -Dios sabe si quisiera llevarle -replicó Sancho-, o, por lo menos, trocalle con este mío, que no me parece tan bueno.

Condiciones rompen leyes; las que te he puesto sabes: si las quisieres guardar, podrá ser que sea tuya y seas mío, y donde no, aún no es muerta la mula, tus vestidos están enteros, y de tus dineros no te falta un ardite; la ausencia que has hecho no ha sido aún de un día; que de lo que dél falta te puedes servir y dar lugar que consideres lo que más te conviene.

No yo cómo vaya: muchos cristianos he visto por esta ventana, y ninguno me ha parecido caballero sino . Yo soy muy hermosa y muchacha, y tengo muchos dineros que llevar conmigo: mira si puedes hacer cómo nos vamos, y serás allá mi marido, si quisieres, y si no quisieres, no se me dará nada, que Lela Marién me dará con quien me case.

Quanto quisieres le , Pues será la vez postrera. , pues esta es la primera Que en este trance me vi. Tenéme con vos aqui, Madre, que voy no donde. La ventura se te asconde, Hijo, pues yo te parí. Hase escurecido el cielo, Turbado los elementos, Conjurado mar y vientos Todos en mi desconsuelo.

»-Que me place -dijo Anselmo-: di lo que quisieres.

Y no hay vida de ningún murmurante que, si la consideras y escudriñas, no la halles llena de vicios y de insolencias. Y debajo de saber esto, filosofea ahora cuanto quisieres. BERGANZA. Seguro puedes estar, Cipión, de que más murmure, porque así lo tengo prosupuesto.

Oyó Sancho las voces, y, apretándose con su amo y ciñiéndole con los brazos, le dijo: -Señor, ¿cómo dicen éstos que vamos tan altos, si alcanzan acá sus voces, y no parecen sino que están aquí hablando junto a nosotros? -No repares en eso, Sancho, que, como estas cosas y estas volaterías van fuera de los cursos ordinarios, de mil leguas verás y oirás lo que quisieres.

Vete por do quisieres, que en la frente llevas escrito que no te igualó en ligereza el Hipogrifo de Astolfo, ni el nombrado Frontino, que tan caro le costó a Bradamante.

Si estos preceptos y estas reglas sigues, Sancho, serán luengos tus días, tu fama será eterna, tus premios colmados, tu felicidad indecible, casarás tus hijos como quisieres, títulos tendrán ellos y tus nietos, vivirás en paz y beneplácito de las gentes, y en los últimos pasos de la vida te alcanzará el de la muerte, en vejez suave y madura, y cerrarán tus ojos las tiernas y delicadas manos de tus terceros netezuelos.

Vanse luego, y salen dos muchachos huyendo, y el uno de ellos ha de ser el que se arroja de la torre, que se llama VIRIATO, y el otro SERVIO. Por dónde quieres que huyamos, Servio? Yo por do quisieres. Camina, qué floxo eres! ordenas que aqui muramos. No ves, triste, que nos siguen Mil hierros para matarnos? Imposible es escaparnos De aquellos que nos persiguen; Mas , qué piensas hacer?