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Actualizado: 4 de junio de 2025


Mariano, arrinconado en el recibimiento, y oyendo desde allí el rasguear de las plumas que en la sala hacían tan lucrativos números, se preguntaba por qué razón tenía el señorito Melchor sombrero de copa y él no; por qué motivo el señorito Melchor vestía bien y él andaba de blusa; por qué causa el señorito Melchor comía en los cafés, galanteaba bailarinas, fumaba buenos puros y paseaba con caballeros, mientras él, el pobre Pecado, comía y fumaba casi como los mendigos, y tenía por amigos a otros tan pobres y desgraciados como él.

Para alcanzar su fin, para reparar las brechas de su fortuna, ha usurpado nuestra confianza, ha hecho trizas nuestro reposo, ha jugado con nuestros sentimientos más puros, más verdaderos y más sagrados, ha estropeado y destrozado nuestros corazones sin piedad. Vea ahí lo que ha hecho, ó querido hacer, poco importa.

De consiguiente, para su propio é indecible tormento, se mueven entre sus semejantes, al parecer puros como la nieve recién caída, mientras sus corazones están todo tiznados y manchados con iniquidad de que no pueden deshacerse.

En la Idea sumaria de la legitimidad y de la única posibilidad de la deduccion de los conceptos intelectuales puros, pretende Kant no solo que los objetos de nuestro conocimiento no son cosas en , sino que es imposible que lo sean, so pena de que no podamos tener conceptos

El propósito de las desempedradoras no era ciertamente hacer barricadas, sino otra cosa más sencilla: o bien echar abajo la puerta a puros cantazos, o bien elevar delante un montón de piedras por el cual se pudiese practicar el escalamiento.

Entonces, después de escudriñar minuciosamente el alma del joven clérigo, y de descubrir muchos materiales preciosos en la forma de elevadas aspiraciones por el bienestar de la raza humana, amor ferviente de las almas, sentimientos puros, piedad natural fortalecida por la meditación y el estudio, é iluminada por la revelación, todo lo cual, si bien oro de muchos quilates, no tenía valor ninguno para el escudriñador médico, éste, aunque desalentado, empezaba sus investigaciones en otra dirección.

Porque no ha habido princesa de cuento oriental ni dama del teatro romántico que se ofreciera a la mente de un caballero con atributos más ideales ni con rasgos más puros y nobles. Dos Fortunatas existían entonces, una la de carne y hueso, otra la que Maximiliano llevaba estampada en su mente.

Pero antes de quedarse solo con Juana, Jacobo había tenido tiempo de hacerse algunas reflexiones amargas; parado frente a ella, parecíale, tanto le había sorprendido su elegante belleza, que la veía por la primera vez. Llevaba con la castidad de Diana la moda indecorosa de aquella época, y mostraba fuera de su estrecha bata obscura, su busto casi entero y su brazos flexibles y puros.

La otra potencia de que se valía doña Inés, sin estudio, espontánea y sencillamente para blanquear y hasta para dorar la tenebrosa negrura de su concepto schopenhaueriano del mundo, era el sentimiento vivísimo y atinado, fuente inexhausta de puros deleites, con que percibía su alma toda belleza, tanto espiritual cuanto corpórea. Llamar a esto buen gusto me parece poco.

¡Silencio, Juan, silencio!... ¡No me hagas daño!... Vamos a separarnos puros y honrados... y a llevar con nosotros paz y valor para toda la vida. No nos dejemos arrastrar... ni por el amor ni por el resentimiento. Se detiene aniquilada. Su respiración es fatigosa.

Palabra del Dia

irrascible

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