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Actualizado: 21 de julio de 2025
Con los Puraxís, nuestros enemigos antiguos, he hecho paces; por tanto, volveos de donde vinísteis, porque no consentiré que paséis adelante; y á las palabras añadió las obras, mandando á los suyos que puestos en orden apretasen las armas.
Le molestaba verlos instalados en su tierra, tener que pasar junto á ellos diariamente, sin protesta y sin agresión, respetándolos porque así lo exigían las leyes. Gustaba en las mañanas de circular por la Rambla ante los puestos de las floristas. Podía pasearse entre dos muros de flores recién cortadas que guardaban aún en sus corolas el rocío del amanecer.
3 Y puestos de pie en su lugar, leyeron en el libro de la ley de su Dios cuatro veces al día, y cuatro veces confesaron y adoraron al SE
Y los cantores cantaban alto, e Izrahías era el prefecto. 44 Y en aquel día fueron puestos varones sobres las cámaras de los tesoros, de las ofrendas, de las primicias, y de los diezmos; para juntar en ellas, de los campos de la ciudades, las porciones legales para los sacerdotes y para los levitas; porque la alegría de Judá era sobre los sacerdotes y levitas que servían.
Entre ellos andaban enajenados los ánimos con ciego rencor i enemiga: los unos por verse puestos en esclavitud i miseria: los otros por recibir continuamente i á la sorda daños de los mismos que tenian oprimidos en pesado cautiverio.
Los dos motivos de conversación general eran las carreras, sus accidentes y sorpresas, y los puestos de significación política que aún faltan por llenar. Se hablaba al mismo tiempo de «Vadarkblar» y del futuro intendente, de «Saint Emilion» y del nuevo jefe de policía, de «Sangre Azul» y del que llenará la vacante de la dirección de Correos.
Puestos, pues, en tierra, más mojados que muertos de sed, Sancho, puesto de rodillas, las manos juntas y los ojos clavados al cielo, pidió a Dios con una larga y devota plegaria le librase de allí adelante de los atrevidos deseos y acometimientos de su señor.
Pero el tabernero, cada vez más colérico, exclamó: ¡He dicho que bailará esta noche, y ha de bailar con los santos óleos puestos!... ¿No quieres tocar?... Pues tocaré yo. Y arrebatando á Paca la guitarra, comenzó á rasguearla diciendo imperiosamente: Á empezar. Soledad avanzó hasta el medio del cuarto y dió comienzo al baile. Estaba pálida.
El Mercado le atraía los domingos en las primeras horas de la mañana, e iba a lucir sus arreos entre los puestos de las floristas.
Era Miranda de origen y familia burocrática, en la cual se transmitían y como vinculaban los elevados puestos administrativos, merced a especial maña y don de gentes perpetuado de padres a hijos, a no sé qué felina destreza en caer siempre de pie y a cierta delicada sobriedad en esto de pensar y opinar.
Palabra del Dia
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