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Pero ¿cómo concilia usted los proyectos matrimoniales de ese mozo y sus relaciones can Jenny Hawkins? No los concilio; pongo en presencia los hechos para estudiarlos. Unas relaciones con Jenny Hawkins no excluyen un proyecto de boda con Miss Harvey; al contrario. Si la querida ambiciona el dinero, debe animar á Sorege á casarse con una mujer rica.

Estas palabras se referían al proyecto que tenía la marquesa de abandonar a Madrid para irse a vivir con su hijo a sus posesiones de Extremadura. El citado marqués del Lago podía dar testimonio de ello si fuese interrogado. Tristán ya estaba arrepentido de su violencia. Aunque la carta no disipase enteramente sus dudas, le hizo pensar que pudiera haber incurrido en un error.

Creció en edad, y la idea de irse á América fué el tema de todas sus ilusiones; y tanto y tanto insistió en su proyecto, que su familia comenzó á deliberar sobre él muy seriamente. Un día fueron tío Nardo y su mujer á consultarlo con don Damián, indiano muy rico de aquellas inmediaciones, y de quien ya hemos oído hablar.

Pero el hacerlo sin tentar de algún modo su proyecto, le dolía tanto que permaneció inmóvil, a despecho de la mirada de despedida que aquél le estaba clavando. No me sorprende su generosidad dijo. Su señora hermana me había hecho muchos elogios de su corazón, y veo que no estaba equivocada. Supongo que a nadie más que a mi hermana habrá usted oído hacer elogios de mi corazón.

Las damas le miraban atónitas y él sonreía picaresco; levantó al fin la tapa con mucho misterio, y entre perfumados papeles de seda apareció la babucha. Mientras tanto, Jacobo, sin salir de su aposento del Gran Hôtel, daba vueltas a su proyecto.

Saldremos, si se empeña Villeneuve; pero si los resultados son desastrosos, quedará consignada para descargo nuestro la oposición que hemos hecho al insensato proyecto del jefe de la escuadra combinada.

Les comuniqué mi proyecto de continuar viaje hasta Sabanilla, en las costas de Colombia, remontar el Magdalena y luego dirigirme a Bogotá, por donde debía dar principio a mi misión. A una voz me informaron que ese plan era irrealizable, por cuanto el río Magdalena no tenía agua en ese momento.

Mi viaje puede dar también un resultado que no sospechas añadí con gran misterio. ¿Qué quieres decir? preguntó Rosa. Nada, sino que existe cierto vacío que pudiera llenarse con una obra concienzuda sobre... ¿Piensas escribir un libro? exclamó mi cuñada palmoteando. ¡Magnífico proyecto! ¿Verdad, Roberto?

Mi tío, a pesar de mi repentina resolución de disimulo, veía claramente, pero se conducía con prudencia. No podía impedir al señor de Couprat que amara a su hija, ni renunciar al proyecto que tanto él como el comandante acariciaban desde hacía tiempo.

Me ha parecido imposible, primo, dejar á usted ignorar esta determinación, igualmente digna de esas dos almas generosas y de esas dos cabezas quiméricas. Me excusará agregar que su deber es desbaratar á toda costa ese proyecto.