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Actualizado: 24 de junio de 2025
Pereda había ensayado este género, aunque en prosa, pero siempre como episodio de sus novelas políticas o morales, o bien en cuadros cortos, v. gr.: el del 4 de Octubre.
Por fortuna no era difícil a las personas elegantes de por allí hablar siempre en verso, porque la menos instruida de todas ellas sabia de memoria millares de kasidas y de gacelas, apropósito para todos los casos, y que podían ensartarse unas en otras, como las perlas en un hilo, por medio de la prosa rimada.
Los versos son, en lo general, trocáicos asonantados de cuatro pies, persistiendo la misma asonancia en todo el acto. Moratín, en obediencia siempre á su absurdo principio de la naturalidad, llegó á creer que sólo la prosa ó esa versificación eran propias de la comedia, por acercarse más ambas á la manera de hablar de la vida ordinaria.
Los que escribían en prosa, sin prevención y con la franqueza del sigilo, no condenaban a Isabel por loba, sino que la admiraban como gran reina.
Meses después aún reían en la redacción de aquellas columnas de prosa espesa y mate que nadie había leído hasta el fin.
Por jácara, más que por espíritu de erudición, D. Rodriguín se había prohibido en absoluto la lengua castellana, y hasta las frases más familiares y las más insignificantes expresiones las latinizaba con zandunga, entremezclando siempre en su charla trozos de los clásicos y fragmentos de verso y prosa, vinieran o no a cuento.
No te desanimes, Juanillo agregó del Laurel. Recuerda que Flaubert rompió a Maupassant más de 125 manuscritos, antes de darle su aprobación al primero que publicara. Corrigiendo una y mil veces su estilo, decía: «La prosa nunca está concluida».
La capa bohemia se burla de los libros de caja, de la mentalidad del tendero, de la sensibilidad chirle de los malos poetas. La capa bohemia, sobre toda la prosa, sobre todo el horror de las horas vulgares, es el pájaro azul. Es la bella locura del ideal. Ved de cuál gentilísimo linaje aristocrático es el manteo con que cubre su clorosis y sus espaldas desnudas la señorita Bohemia.
Bonifacio no dudó un momento de la sinceridad de tanta prosa. Sintió lástima infinita, amor retrospectivo; la voluptuosidad antigua, evocada por los recuerdos, se purificaba. Se vio desorientado dentro de la conciencia, la brújula del deber le daba vueltas en la cabeza como una loca.
En aquel tiempo ya era yo aficionado a leer, había compuesto no pocos versos y hasta me parece que también había escrito y publicado varios articulitos en prosa. A pesar de todo, cuando el Sr. Sobolefski me habló de D. Manuel Milá y Fontanals, de quien él era grande admirador y amigo, tuve que confesarle que ni las obras, ni el nombre conocía yo de tan ilustre literato.
Palabra del Dia
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